Chifuyu fue el primero en despertar, un fuerte olor desconocido lo obligó a estornudar.
Era la primera vez que sentía una fragancia masculina, y más allá de gustarle, le irritó las fosas nasales.
Se paró en puntitas para ver a Keisuke con su uniforme puesto, aplicándose bastante gel para aplacar los gallitos de su peinado.
El chico se atusaba el cabello, colgaba sus anteojos en el cuello de su camisa y hacía caras frente al espejo, creyéndose un galán.—Como siempre, amanecí guapo.—suspiró y paseó sus dedos por su cabeza. A través de su reflejo vio las orejitas de Chifuyu.—Oh, ya te levantaste michi.
—¿Michi?—movió las orejas.—¿Por qué me dices michi?
—¿Dormiste bien?—se puso en cuclillas para acariciarlo.
El gatito no sabía porqué se sentía tan a gusto con el contacto humano. Keisuke le rascaba el mentón, la cabeza y el cuello por los costados; Chifuyu no hizo más que darle la libertad de hacerlo, cerrando sus ojitos y moviendo despacio su esponjosa cola.
—Más arriba...—ronroneo cuando de pura casualidad el chico le acarició en esa zona.—Se siente bien.
—Les dejo comida, por favor no hagan un desastre.—se despidió dando toquecitos en la frente del gatito.
—¿A dónde vas?—se alteró.—Llévanos, si quieres ahorita despierto a los demás.—escaló por la rampa de madera para salir de la caja.
—Nos vemos al rato.—salió de la habitación pese al tonto intento de Chifuyu por detenerle.
—¡Malo! Tú también nos abandonaste.—algo crujió en su interior. Echó a llorar por la impotencia y sentimiento fatalista de que ningún humano los quería.
Toda su tristeza se fue rápido al ver la leche.
—Bueno...lo perdono.—y corrió a beber. Era fácil cambiar su estado de ánimo con comida, se dejaba sobornar con eso.
ฅ^•ﻌ•^ฅ
Manjiro había encontrado el mismo cielo.
¿Qué clase de cosa esponjosa tan grande era esa?
Había trepado por el edredón que caía de la cama para subirse por completo, estando arriba descubrió un mundo de suavidad.
Miraba inocentemente la plenitud de la cama, con sus patitas iba palpando la superficie, maravillándose de tanta comodidad. Destilaba brillos, sin precipitarse de alegría, siguió indagando hasta dar con la almohada.
Colonizó la cama de Keisuke como su nuevo lugar favorito.
—¡Éste lugar es mío!—proclamó desde lo alto, gritó con ímpetu para que sus hermanitos lo escucharan.—Nadie puede venir aquí, solo yo.
Se dirigió feliz hasta la almohada, puso en práctica su habilidad de gato panadero, amasando todo para después caer como príncipe encantado.
—Que rico...—frotó la nariz contra la frialdad de la almohada.
Enrolló su cola, se hizo un ovillo y se tendió a probar que tan fantásticos podrían ser sus sueños en ese nuevo lugar.
Era muy chiquito en el mar blanco del edredón, una cosita tierna que de ser vista por su dueño, lo correría amablemente, o le pediría un espacio para dormirse junto a él.Emma se había marcado un nuevo propósito en la vida: desgastar las cortinas de la habitación.
Eso es lo que entendería Baji, aunque la gatita pondría de excusa que quería ser una buena escaladora y no tenía otra cosa en qué practicar.

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Los gatitos de Baji
FanfictionBaji es un chico que recoge a cualquier animalito que vea en problemas, aun si su mamá lo regaña por esto. Un día cualquiera, encuentra una caja con gatitos. Su nueva misión es encontrarles un buen hogar.