My same

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Inspiración (My same- Adele)

Iveth

-¡Te ha besado la mano!.-alardea al entrar al salón de clases.

-Baja la voz, Alana.

-Ese tío muere por ti.

-O simplemente le fascina ponerme los pelos de punta.

-¿De verdad no te atrae ni poquito?

-Sabes la respuesta.

-No puedo esperar a que sea tu próximo príncipe.

-¿Como en los cuentos de hadas?.-James, uno de mis alumnos más brillantes y tiernos se acerca a nosotras.-¿Y vivirá en un castillo enorme, miss Iveth?

Alana sonríe ampliamente y yo trato de escoger las palabras correctas para solucionar esta situación.

-Seguramente algún día viviré en un castillo enorme junto a mi príncipe, James.

-Debe ser muy apuesto.-Nina se une a la entretenida conversación.-Porque usted es muy hermosa y una princesa maravillosa.-ambos niños sonríen y se muestran emocionados.

-Yo estoy con ustedes niños, además, tienen razón, el príncipe de miss Iveth sí es muy apuesto.

-Alana...-inhalo profundamente.-Vayan a sentarse, ya iniciaremos la clase, mis niños.-hacen lo que les pido y se van a sus mesitas.

Henry

-Así que Cruella tiene nombre...-fija su vista en el celular.

-Su nombre es Iveth García.-me encuentro arreglando una máquina que era parte de la construcción.

-¡Vaya! Tienes suerte, las españolas son ardientes.

-No me pareció que fuera española. La mayoría de las chicas de por aquí son altas, flacas y rubias.

-Como me gustan.

-Mi bombón es pequeña, morocha y curvilínea. Con unos preciosos ojos marrones.

-Asumo que es tu tipo, aunque realmente no tienes uno.

-No soy hombre de tener un "tipo" como le llamas. Siento atracción hacia una mujer y la verdad no me interesa si es alta, chaparra, flaca, gorda, morena, rubia, pelirroja. Si me encanta lo que provoca en mí es más que suficiente.

-Y sí que puedes elegir. Serás un imbécil, pero tienes lo tuyo.-ríe.

-Creo que te perdiste la parte de "me gustan las mujeres".-le devuelvo la broma y reímos por lo alto.

-No me atraen los tipos llenos de bolas.-lleva sus brazos hacia arriba imitando presumir sus músculos.

Le aviento el plano directo al rostro.

-Deja de juguetear Louis, ya es hora de trabajar.-continúo el chiste.

Louis era un hermano para mí, el hermano que nunca tuve ya que desafortunadamente era hijo único.
Nos la pasábamos bromeando e insultando mutuamente se había convertido en uno de nuestros pasatiempos favoritos.

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