Alessandro leyó los libros que la princesa le había mencionado, después de leerlos entendió muchas cosas sobre la personalidad de la princesa y en ese momento se dio cuenta de por qué el mayordomo se había mostrado un tanto extraño cuando le había entregado los libros.
Él miró su mano, la noche anterior él se había asegurado de hacerse una herida profunda, sin embargo, esa mañana la herida era apenas visible. Él quería comprobar esa noche si su herida desaparecía por completo y después dependiendo del resultado averiguaría qué clase de magia poseía la princesa ya que no era detectada por la esfera de poder.
Abril había comido hasta saciarse, después ella había vuelto a su pequeña casa en la parte más alejada del palacio, al llegar ella se sorprendió al ver a Cassian, él le preguntó.
Cassian:- ¿Dónde has estado?
Abril:- Estaba en el palacio, de ahora en adelante tendré que dormir en los aposentos del rey.
Cassian:- ¿Por qué?
Abril:- Su majestad ha dicho que debo darle un heredero, al parecer dentro de poco tendré que dejar esta casa que durante algún tiempo pude llamar hogar.
Cassian:- ¿Mi hermano quiere un hijo tuyo?
Abril:- Soy la esposa de su majestad, aunque no lo parezca, mi deber es dar a luz al hijo de su majestad y aunque a él no le guste es consciente de que también es su deber.
Cassian:- ¿Mi hermano te hizo algo?
Abril:- ¿...?
Cassian:- ¿A lo que me refiero es si él, ¿Intentó atacarte como lo hizo en el templo?
Abril:- No, no lo hizo.
Cassian:- Mi hermano no es un mal hombre, ese día él estaba alterado, no lo odies.
Abril:- Entiendo la reacción de su majestad, debió pensar que mi padre le había engañado enviando a una impostora, pero no es así.
Abril mostró una expresión de tristeza en su rostro, Cassian le entregó una cesta y le dijo.
Cassian:- Te he traído esto.
Abril abrió la caja, dentro había varios postres de aspecto delicioso, aunque ella acababa de comer, inmediatamente despertó su apetito y dijo.
Abril:- Muchas gracias.
Abril entró en la casa y a los pocos minutos salió con una manta y con él pequeño zorro que tenía como mascota en brazos.
Abril:- Hoy hace un precioso día, hagamos un picnic.
Abril dejó el pequeño zorro en el suelo y llevó lo demás en brazos, Cassian le siguió hasta la sombra de un gran árbol, ella estiró la manta en el suelo y después se sentó.
Abril:- Vamos, siéntate.
Cassian dudo por un momento ya que le iba a costar mucho ponerse después en pie, pero la princesa siguió insistiendo hasta que él accedió y se sentó a su lado, Abril sacó un pastelillo de la cesta, le entregó uno a Cassian y otro a su mascota, después tomó otro para ella y al probarlo dijo.
Abril:- Esto es delicioso, muchas gracias por compartir conmigo algo tan delicioso, eres muy amable.
Cassian:- No creo que sea alguien amable, cuando te conocí te ataque.
Abril:- Es verdad, pero desde hace un tiempo no me has atacado, incluso me defendiste de tu hermano en el templo, esa fue la primera vez que alguien fue amable conmigo, nunca lo olvidare, siempre estaré agradecida por eso.
Cassian:- ¿Te puedo hacer una pregunta?
Abril:- Por supuesto.
Cassian:- ¿Tu vida en el reino de Laios, ¿Cómo era?
Abril:- Cuando era pequeña era muy enfermiza, mi padre odiaba eso pero pensó que mi poder mágico supliría mi falta de salud, sin embargo eso no fue así como pudiste darte cuenta, yo no poseo magia, cuando mi padre se enteró de eso se puso furioso y me envió a un palacio abandonado en la parte más recóndita del castillo, no tenía sirvientes y en ocasiones no tenía ni siquiera comida, pero de alguna forma sobreviví, mi padre es un hombre que valora el poder, para él alguien como yo solo es basura, cuando me envió aquí, las últimas palabras de mi padre fueron: Que esté contigo la luz de Airón. Esa es un deseo de muerte, significa que la muerte venga pronto a visitarte, en pocas palabras mi padre pensaba que moriría a manos de su majestad, eso es lo que él deseaba.
Cassian:- Lo siento.
Abril:- ¿Por qué te estás disculpando?
Cassian:- A pesar de haber tenido una vida difícil aquí has tenido que pasar por lo mismo.
Abril negó con la cabeza.
Abril:- No es verdad, mi vida aquí ha sido muchísimo mejor, si siguiera en ese lugar quizás ya estaría muerta, estoy agradecida de lo que tengo.
Cassian se sintió mal, él sabía que la princesa había sido ignorada y enviada a la parte más alejada del castillo donde no había recibido nada, ni siquiera una comida decente, ellos la habían tratado de la misma manera que lo había hecho el rey Venobich.
Ese día los dos se quedaron un buen rato debajo de aquel gran árbol, Cassian volvió al palacio cuando el dolor de su pierna desapareció nuevamente, él fue directamente a la oficina de su hermano, él se quedó de pie frente a la puerta durante algunos minutos, uno de los guardias que estaban apostados en la puerta preguntó.
Guardia:- ¿No piensa entrar su majestad?
Cassian tocó la puerta con sus nudillos y desde el interior una voz le permitió la entrada, Cassian al ver que su hermano estaba con su asistente.
Cassian:- Hola hermano, ¿Interrumpo?
Alessandro:- No, siéntate, pediré que nos traigan el té.
El asistente del rey se fue y poco después una sirvienta les llevó té y pastelillos, mientras bebían el té Alessandro preguntó.
Alessandro:- ¿Qué te pasa hermano?, Desde que llegaste pareciera como si quisieras decirme algo.
Cassian:- Escuche que la princesa dormirá en el palacio de ahora en adelante.
Alessandro:- Así es, me están presionando para que tenga un heredero.
Cassian:- Lessan, ¿Por qué no permites que la princesa vuelva a vivir en el palacio?
Alessandro:- Ya se lo había ordenado anteriormente, pero ella se negó, con lágrimas en los ojos me rogó que la dejara seguir viviendo en esa pequeña casa en la parte más alejada del castillo, ella no quiere volver a vivir en el palacio.
Cassian:- Pero ella no tiene a nadie para que cuide de ella.
Alessandro:- Porque no quiere, corrió a todas las sirvientas qué envíe, ella quiere estar sola hermano, así que no te hagas una idea equivocada de porque sigue viviendo en esa casa tan pequeña que parece una jaula es porque así lo desea.
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La Esposa Olvidada
De TodoAbril era la primera hija del rey Venobich, un hombre cruel y despiadado... Derechos de autor: Patricia Maradiaga