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Daniel estaba acostado en su cama cuando le hablo a Johnny, estaba todo oscuro y la única luz que podía ver era el brillo que emitía su celular que de todas formas alumbraba solo su cara.
No estaba seguro de hablarle a Johnny a esa hora, era tarde y el rubio de seguro estaría muy cansado para responder o lo más probable es que ya estuviera dormido, pero de todas formas decidió hablarle para no parecer un mal agradecido ante la cortesía de Johnny, al mandar el mensaje apago el celular y lo puso contra su pecho pero rápidamente volvió a prenderlo cuando su celular vibro, era una respuesta por parte de aquel rubio.

"Realmente me alegro Daniel
Buenas noches y dulces sueños"

Esa respuesta lo dejaba satisfecho y con una sonrisa en su cara, volvió a apagar su celular y ponerlo sobre su pecho, solo miraba el techo que era alumbrado un poco la luz de la calle y no podía evitar pensar en Johnny, quería saber más de él después de todo de verían seguido si trabajarían uno al lado del otro.

Ya eran las 3 de la mañana y Daniel no podía dormir solo miraba el techo y pensaba en todo, desde su trabajo, cuando saldría de nuevo con Ali y el pensamiento más presente era Johnny, pensaba en como su cabello se veía increíble cuando el viento soplaba sobre el o como el arreglaba su cabello, sus increíbles e hipnotizantes ojos azules, esa sonrisa tan linda que quisiera poder ver más seguido, es que mierda Johnny era tan jodidamente guapo y nadie podía negarlo todo en el encajaba a la perfección, pero no era solo como lucia físicamente el era increíble a pesar de que no conociera a Daniel siempre es amable con el y siempre le provoca una sonrisa.
No se pudo contener más y prendió su celular presionado el perfil de aquel rubio, tenía fotos de sus trabajos con flores y eran realmente hermosas, también fotos con sus amigos, Daniel no pudo evitar reír un poco antes las fotos que tenía con sus amigos sacando la lengua o haciendo señas con las manos. Después de revisar bien su perfil el sueño ya estaba apoderándose de su cuerpo haciendo que sus ojos empezaron a cerrarse lentamente y el celular se deslizará por sus manos hasta caer y pegarle en el cara, finalmente decidió apagar su celular y dejarlo sobre la mesita de noche a un lado de su cama, estar despierto hasta tarde en ese momento no parecía nada malo pero sabría que mañana lo lamentaría profundamente.

La alarma de Daniel sonó a las 6 de la mañana, el ruido era tan molesto que solo quería tomar su celular y lanzarlo contra la pared pero se contuvo a realizar tal acción y en su lugar tomo el aparto y lo apagó, hoy tenia que despertar antes pues le tocaba abrir la cafetería y sólo dormir 3 horas no le hacían justicia ni a su mente ni a su cuerpo, después de estar 15 minutos mirando la pared fijamente sin pensar nada decidió levantarse y meterse a bañar sólo demoro 7 minutos y fue a su cuarto a vestirse, hoy decidió la comodidad y fue con unos jeans azules, una playera negra junto una camisa de cuadros azul que dejaría abierta, sus cómodas y sus queridas zapatillas blancas con las que había recorrido tantas partes.

Al bajar aún estaba su madre, estaba sirviendo el desayuno mientras arreglaba las flores que le había dado la noche anterior.

-Buenos días mamá

- Buenos días mi pequeño- dijo Lucille con una gran sonrisa acercándose con los brazos abiertos hasta llegar a su hijo abrazarlo y besarle toda la cara.

-Por dios mamá ya detente no soy un niño- respondió Daniel tratando de separarse y moviendo su cara.

-Pero siempre seras mi niño- dijo aún con esa sonrisa que puso al escuchar a su hijo bajando por la escalera, soltó su agarre del delgado cuerpo de Daniel tocándole con el dedo índice la punta de la nariz.

Flores Con Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora