●7●

182 20 0
                                    

Johnny sabia que si quería invitar a Daniel no podía ir de una vez, menos sabiendo que su jefe estaba en ese lugar tendría que esperar y en parte estaba bien pues tenia que pensar como invitarlo...y por otro lado, estamos hablando de Johnny impaciente Lawrence el que empieza a caminar como león enjaulado cuando no puede más y necesita soltar lo que quiere decir.

-¿Ya pensaste en invitar a alguien?

-Tengo una idea.

-Dime en quien.

-Pues, estaba pensando en este chico Daniel.

-¿Te refieres al de la cafetería?- solo vio como su amigo asentía mientras rascaba su cuello, esta bien esto estaba siendo bastante raro y sospechoso- Esta bien, es un chico agradable.

-Si lo es.

Johnny ya no quiero pensar en nada más respecto a Daniel, sabía que Tommy lo conocía bastante bien y con tan solo un movimiento en falso haría que su amigo algo idiota no pararía de hacerle preguntas y molestarlo.

Paso un largo rato, ninguno se hablaba solo atendían a algunos clientes que entraban a su tienda que realmente no eran mucho, alguna que otra pareja o algunos pedidos de hombres para sus esposas cómo regalo de aniversario, de seguro eran matrimonios rotos y fracasados que estaban juntos por el peso de tener hijos y cuentas que pagar, o tal vez si eran matrimonios con la buena suerte de tener una buena vida y una buena familia, pero Johnny no sabía que se sentía eso pues en algún punto las discusiones de su padrastro y su madre eran algo normal al igual que los insultos que venía de su padrastro, pero contaba de tener el cariño de su madre de eso era bien afortunado y lo sabía bastante bien.

Después de una hora, finalmente su jefe había vuelto luciendo bastante feliz y con un ánimo de maravilla.

-¿Y que le pareció señor Miyagi? ¿Me equivoque?- pregunto Tommy mirándolo con una sonrisa triunfadora.

-Oh si, tenias toda la razón ese pastel de fresas era simplemente exquisito, además el joven que atendió era realmente amable y servicial.

Johnny se petrifico por unos segundos, claramente sabía de quien hablaba pero tenía que actuar normal, ese viejo anciano parecía indefenso pero podía leer mentes y la de Johnny la conocía perfectamente entonces solo voto aire por la nariz y siguió en lo que estaba sin mirara al anciano.

-¿Habla de Daniel?- dijo incrédulo Tommy.

-Si ¿lo conocen?

-¿Cómo no? es un buen amigo de Johnny desde que se abrió esa cafetería.

-Valla eso es muy bueno Johnny, ese joven Daniel es realmente bueno para ti.

Johnny no quería mirar al Señor Miyagi, sabía que si lo hacía lo sabría todo, y sabría hasta explicar los confusos sentimientos.

-Si, es un buen chico además de un buen cliente.

-Claro lo menciono, dijo que el arreglo que te encargarte de darle a su madre es perfecto- dijo acercándose al rubio tocando su hombro y dirigiéndose a la parte de atrás- Buen trabajo muchacho.

Cuando finalmente aquel hombre se fue a la parte de atrás Johnny pudo respirar tirando su cabeza hacia atrás y después hacia adelante tocando su nuca, nunca se había sentido tan comprometido en hacer que aquel anciano no descubriera nada, ni siquiera cuando rompieron ese jarrón familiar del Señor Miyagi.

-Mierda amigo no se que diablos te pasa pero tienes que relajarte tus nervios se sienten hasta China- dijo Tommy sentándose al lado de su amigo mirándolo fijamente, al no obtener una respuesta se cruzo de brazos empezando a hacer un sonido de tik tak con la lengua sabía cuanto Johnny perdía la paciencia con eso y que recibiría un buen golpe pero era realmente preocupante el estado de su amigo.

Flores Con Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora