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– ¡Tendrías que haberla visto Gumball! Ella estaba encima de Flama como una mosca sobre la mierda, se supone que fuimos a la fiesta juntos ¡y literalmente me ignoro! ¿¡Puedes creer esa mierda!?—

Marshall entró a mi habitación por la ventana en medio de la noche, otra vez, a contarme sus problemas con Fiona. Hace unas semanas que estaba haciendo lo mismo y ya ni siquiera me molesto en enojarme con él. Simplemente lo escucho y espero a que se descargue para poder irme a dormir.

– ¿Le dijiste como te sientes?—

– Claro que sí, ¡ella me gritó y se enojó conmigo! Es decir, ¿¡qué le ocurre!? ¡Yo soy el que debería gritarle!—

– Ninguno de los dos debería gritar Marshall, seguramente no se lo dijiste de la mejor forma. Fiona no es grosera solo porque si.—

– ¿¡Estás de su lado!? ¿No oíste como fueron las cosas? Ella estaba coqueteando con otro en MI CARA ¡Más encima con él engreído de Flama! Es decir, teniéndome a mí ¿¡Quién querría a ese baboso!?—

Marshall floto desde el marco de la ventana hasta mi cama, dejándose caer sobre está y apoyando su cabeza sobre mis muslos. Realmente estaba enojado, casi podía ver el vapor salir de sus enrojecidas orejas.

– ...¿Tu preferirías al príncipe Flama sobre mí, Bubba?—

El ceño del vampiro dejó de estar fruncido, sus cejas decayeron y sus oscuras pupilas me miraban fijamente. Tener toda su atención a mis próximas palabras me hizo sentir feliz, después de todo, él realmente nunca le toma demasiada importancia a lo que le digo.

– Por supuesto que no, Marshall—

–...¿De verdad? quiero decir, él es de la realeza y actúa como tal..como tú, pensé que lo preferirías—

Flama no me haría sentir ni con todas las llamas del mundo, todo lo que tú logras con solo una mirada. Me has gustado desde hace tanto tiempo Marshall Lee, quizás no tanto como tu estadía en la tierra, pero desde nuestro primer encuentro solo me haces sentir cosas maravillosas. Si, creo que eres molesto e incompetente, pero realmente ya he llegado a un punto en el que eso también me parece agradable.

Quisiera estar contigo todo el tiempo. Me pongo feliz con solo saber de ti por voces ajenas. Cuándo me buscas sin aviso alguno mi pecho se llena de una sensación cálida y mis manos sudan, mis mejillas arden cuándo coqueteas conmigo en broma y sueño con que un día sea genuino. Se perfectamente que estás con Fiona y ninguno de los dos nunca sabrá lo mucho que eso me estrujó el corazón.

– Quizás Flama sea un principe ejemplar, pero tu eres mi mejor amigo, literalmente me has visto crecer Lee. Todos los momentos y aventuras que compartimos son mucho más importantes que un príncipe con buenos modales, ¿entiendes?—

Eso soy, tu mejor amigo. No tienes idea de cómo duele. Marshall continuó mirándome y luego solo río por lo bajo, me lastimó un poco.

– Realmente eres un caramelo bastante cursi su majestad ¡Jajaja!—

–...Cállate—

desvíe la mirada y jugué con mis dedos nerviosamente. Hablo demasiado.

– Heey~no te enojes, bubba ¡Solo bromeo! sabes que me gusta cuando dices esas cosas, me hace darme cuenta de que, ¡Fiona en serio prefiere a ese inútil antes que a mí! ¡Ella nunca ha sido capaz de decirme algo así!—

– ¿Y por qué no le dices tú algo así?—

– ¡JAJAJA! Bubba, por favor. Soy Marshall Lee, el rey de la nocheosfera—

Se alzó hacía el techo y tocó un acorde en su bajo-hacha, lo regañe y le dí un pequeño golpe. Mentita o algún otro dulce podría oírlo.

– De acuerdo lo siento, pero preferiría morir antes que tener que rebajarme por una cabeza hueca—

𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗺𝗲 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮𝘀 •𝗚𝘂𝗺𝗹𝗲𝗲•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora