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Este, en serio no era el momento para que alguien toque la puerta. Es decir ¡Marshall y yo por fin estábamos siendo sinceros mutuamente sin discutir ni faltarnos al respeto! ¿No podían esperar? ¿Unos minutos más? ¿¡De verdad!?

La cara del demonio estaba teñida de rosa, rápidamente se metió uno de los bocadillos a la boca y aparto su mirada de mí. Bufé y me paré para abrir la puerta, para mí infortunio, era Fiona.

– ¿Fi? Buenas noches ¿Que sucede?—

– Am, Mentita me llevó a mi habitación y sus ojos comenzaron a girar ¡también esta murmurando cosas en latín!—

– ¿En latwín?

– ¡Oh, santos rollos de canela! Lo siento, Fi, no es la intención de Mentita asustarte. A veces le ocurre eso cuando esta cansada.—

– ¡Descuide, príncipe Gumball!—

– Duerme con nosotros entonces—

– A guarda ¿Qué? ¿¡Por qué!?—

– Marshall Lee—

– ¡Tienes un gran castillo! solo dale otra habitación—

– ¡Fiona es la heroína del Dulce reino y mi amiga! Y ninguna amiga mía dormirá sola en alguno de los cuartuchos de mi castillo. Así que baja tu trasero de la cama y ven al piso conmigo, Lee—

Al decir esto, a Marshall se le dibujó una sonrisa y rápidamente bajo de la cama y se sentó en el piso, justo a mi lado. Del armario tomé una manta y la coloqué en el piso a los pies de la cama, acompañada de almohadas y otra manta más gruesa para taparnos. Fiona ya estaba cambiada y después de disculparse 10 veces por las molestias, finalmente se acostó en la cama. Lee y yo hicimos lo mismo.

– Buenas noches, chicos—

– Buenas noches, Fi—

–...Buenas noches—

Los minutos pasaron y los primeros ronquidos en oírse fueron los de Fiona, tal vez sea una chica con una espada y un gran espíritu de pelea pero los bailes la dejan exhausta, jaja.
En cuanto a mí, mi cabeza continuaba dandole vueltas a la conversación con Marshall y tratando de analizar cada una de sus palabras, entre más pensaba, estaba más seguro de que si Fiona no nos hubiese interrumpido habríamos comenzado a besarnos...quizás un poco más que eso.
De repente un susurro interrumpió mis hipótesis.

– Pss..Oye bubba ¿Estás dormido?—

– ¿Hm? No, no lo estoy—

– Genial...Yo ¿Puedo abrazarte?—

– ¿Estas pidiéndome permiso?—

– Cállate ¿Puedo?–

Marshall me estaba pidiendo dormir abrazados, sé lo estupido que suena pero es ¡Tan lindo! Me di la media vuelta quedando cara a cara con él, se notaban sus mejillas coloradas y rápidamente me vió a los ojos para acto seguido abrazarme y esconder su rostro en mi pecho...esto parece tan irreal.

– Yo...no necesito que estes conmigo. Quiero que lo estés, quiero que estes de esta forma solo conmigo, hoy, y todo el tiempo bubb...—

Al concluir la oración, mi corazón comenzó a latir y mis lágrimas se sentían ansiosas. Tome su rostro entre mis manos y me apresuré a besar sus labios, despacio y dulcemente, quería intentar transmitirle lo feliz que me sentía. Él tomó mi cara con una de sus manos y mi cuello con la otra, evitando la conclusión del beso. Nuestras respiraciones chocaban y al separarnos pude ver sus brillantes ojos negros llenos de lagrimas, sus mejillas sonrojadas y su aliento entrecortado.

– Gumball...eres muy hermoso—

Notas del autor:Breve, muy breve

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Notas del autor:
Breve, muy breve. Es el capítulo más corto que he redactado y eso no me enorgullece ✋🏻
Desaparecí bastante así que bastante tarde les deseo un buen 2023<3
Y muchas gracias por el apoyo y el amor hacia la historia, me motiva mucho para seguir escribiendo, y ya que este capítulo es tan corto, más al amanecer subiré el 10 <3

(Esto lo publico a 1:20 de la mañana ksjs) ¡Buenas noches!

𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗺𝗲 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮𝘀 •𝗚𝘂𝗺𝗹𝗲𝗲•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora