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– Lo dices, ¿e-en serio?—

– Por supuesto, Gum—

Marshall me volteó para quedar frente a frente y me sonrió ampliamente. La rapidez de su respuesta me sorprendió, yo..no era lo que esperaba, ¡pero quizás le estoy dando mucha importancia! ¡Él está borracho!...pero aún así quiero besarlo.

– ¿Si te bañaras conmigo? ¡Seré bueno!—

Tomó mis manos y las entrelazó con las suyas, levantándolas levemente mientras insistía, es bastante lindo...
Lo pensé unos segundos y finalmente le sonreí. Bajé nuestras manos sin soltarlas y me acerqué a Marshall, la distancia entre nuestras caras era realmente corta, su respiración se mezclaba con la mía y su mirada estaba fija en mis labios. Acorté la distancia besando cariñosamente la punta de su nariz, a lo que él bufo e hizo un puchero.

– ¿Que repampanos fue eso, Bubba?—

– Habrá más cuando me digas todas esas cosas estando sobrio. Ve al baño, te lavaré–

– ¿De verdad? ¡De acuerdo!—

Su puchero se transformó en una sonrisa al instante y comenzó a desnudarse mientras iba hacia el baño, dejando un rastro de ropa. A veces realmente no parece un vampiro mitad de demonio de más de 1000 años.

Una vez en la bañera, el rosado había tomado una esponja en forma de caramelo, había colocado un poco de jabón sobre está y lavaba con delicadeza la espalda del vampiro, el cuál estaba sentado en medio de la bañera con su retaguardia descubierta. Gumball iba desde la nuca hasta la cintura fregando cada centímetro; los hombros, los omóplatos, la columna y la cintura.
Marshall disfrutaba cada caricia que el príncipe le daba e incluso se sentía más relajado.

– Los miembros inferiores los lavaras tú—

– Ja, por supuesto—

Él río y yo le di un pequeño golpe en la nuca.

– Ponte derecho, te lavaré el pecho—

Obedientemente el azabache se acomodó en la bañera. Comencé lavando detrás de sus orejas y fui bajando desde el cuello hasta la clavícula. Las burbujas se hicieron presentes y por un segundo parecía que Marshall tenía una larga barba rosa, a lo cuál di una carcajada.

– ¿Qué pasa? ¿De qué te ríes? ¡Bubba!—

–  ¡Jajaja, no es nada! Continuaré ahora—

– mhmm..—

Marshall frunció el ceño y miró a otro lugar. Continué bajando y llegue hasta sus pectorales, lentamente hice movimientos circulares con la esponja, lavando cada lado y en medio.

Mientras lavaba, el dulce príncipe rozó una de las tetillas de su contrario. La cara de Marshall se tiñó de rojizo y mordió fuertemente su labio inferior para no dejar escapar un jadeo, acaso ¿Lo había hecho a propósito?

– Bien, Lee, ya terminé mi parte. Cuando termines ven a acostarte, te haré un café ¿Sí?—

–..Um, c-claro, Gum—

El príncipe le sonrió al vampiro y salió del cuarto, cerrando la puerta. Marshall tomó un poco de agua entre sus manos y se la echó en la cara, sentía sus mejillas arder y su corazón se había acelerado ¿Será porque está borracho? no, era por alguien más.

𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗺𝗲 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮𝘀 •𝗚𝘂𝗺𝗹𝗲𝗲•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora