13

384 31 16
                                    

(Pequeño paréntesis; La reina helada es mencionada como Simona, ya que no le ponen un nombre real en los capítulos de Fiona y Cake)

7:20 p.m del Lunes

Marshall había vuelto a su casa, obviamente no por voluntad propia; Mentita lo echó, así que me dispuse a ordenar mi laboratorio, ¿quién diría que las mezclas tóxicas son tan difíciles de quitar? Rayos.

– ¡Mentita!—

Grité. Al cabo de unos segundos escuché los pequeños pasos del caramelo.

– ¿Si, majes..¡SANTAS CHISPAS!—

Dí un salto por el susto

– ¿¡Que pasó!?—

– ¡Está ordenando su laboratorio! ¡Hoy lloverán manzanas con caramelo!—

Fruncí mi ceño y la miré fijamente, ella soltó una carcajada y se acercó a ayudarme con las manchas.

– ¿Estos experimentos no son demasiado viejos? Esta tostadora de tomates la inventó para el cumpleaños de Chispitas...hace 4 meses.—

– ¿Qué?—

Era cierto. Mi laboratorio estaba descuidado y mis inventos estropeados, no había tenido nuevas ideas en meses por estar atrapado en mi depresión amorosa y tenía muchos pedidos atrasados de mis súbditos ¡Glob! solo quiero recostarme en el piso y no hacer nada.

– Retomaré esto, Mentita trae las peticiones por favor, déjalas sobre mi escritorio y has un comunicado; A partir de mañana mi agenda esta abierta.—

– ¡Pero príncipe! ¿No es eso muy precipitado? A penas si ha retomado sus horas de sueño, ¡su semblante comenzaba a mejorar!—

– Lo sée~ trataré de no sobre exigirme, no te preocupes, Mentita.—

La pequeña menta solo suspiró e hizo una reverencia, en seguida se fue a cumplir mis peticiones.

Al cabo de 30 minutos, me encontraba fabricando:
-Una loción para la varidulcela
-Una batidora robot experta en break dance
-Un spray impermeable
-Una mochila con sistema de refrigerador
y un sweater con luz incluida

¿Estaba tan preocupado por estos inventos? La mayoría son realmente absurdos, pero bueno, ¿qué se puede esperar de la dulce gente? son dulces sencillos y un poco tontos.

Después de unas horas ya todo estaba listo. Me dispuse a darme una ducha, ponerme un cómodo pijama y buscar un buen libro que leer. La intención me duró 20 segundos porque al tocar la cama ya me había dormido.

12:08 a.m del martes

– Bubba, cariño~ —

– mmhn..—

Unas frías manos recorrieron mi pecho y la susurrante voz de mi novio abrazaba mi oreja. Aún algo adormecido, me di la vuelta y mi cuerpo fue aprisionado en un abrazo.

– Buenos días, Marshall~—

Estaba oscuro, pero la sonrisa de Lee era algo que resaltaba en cualquier circunstancia.

– Lo siento por venir tan temprano, creía que estabas despierto—

– Y al no ser así, ¿decidiste venir a despertarme?—

Reí perezosamente.

– No podía esperar más, no te veo hace 16 horas, ¿quieres matarme?—

Marshall me abrazó más fuerte, escondiendo su cabeza en mi cuello; Podía sentir su respiración y la forma en la que me olía.

𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗺𝗲 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮𝘀 •𝗚𝘂𝗺𝗹𝗲𝗲•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora