Capítulo 2 - Prefiero quemarme

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Capítulo 2 - Prefiero quemarme

-Estúpido chico de ciencias- gruño Lovino observando desde la ventana de su clase a Antonio.

Antonio recorría el césped delante el edificio donde estudiaba Lovino buscando algo entre las hiervas verde intenso con energía a pesar de estar manchado de barro.

Lovino se inclino hacia la venta para observar que hacía.

Ayer le había llevado a los practicantes de enfermería donde le atendió una chica rubia llamada Bella. Al parecer el también está estudiando medicina o algo por el estilo.

Antonio pareció encontrar algo entre la hierva y sonrió ampliamente volviendo su vista hasta el cielo azul. En ese momento las miradas de ambos se volvieron a cruzar. Antonio sonrió con felicidad y agitó su mano diciéndole "Hola" pero Lovino apartó la mirada hacia el profesor de fotografía. Y cuando volvió a mirar hacia abajo el mayor había desaparecido.

Golpeó suavemente con las yemas de sus dedos la mesa mientras escuchaba al profesor hablar sobre la historia de la cámara fotográfica.

El timbre sonó y todo el mundo corrió fuera de la clase sin apenas despedirse del profesor, el único que se solía despedir era Heracles que se quedaba siempre dormido.

Cuando Lovino miro hacia la puerta vio una cabeza con el pelo despeinado luchando contra la gente que iban en dirección contraria acompañado de la chica rubia.

-Buenos días Lovi- sonrió Antonio -¿Qué tal tus hematomas? -.

-Perdona...¿Te conozco? -pregunto Lovino que prefería que el español no se acercará mucho a él.

Antonio soltó una sonora carcajada y miro a Bella.

-Cariño- dijo suavemente el español -¿Puedes ocuparte de esto? Tengo prácticas ahora-.

Bella asintió sonriendo suavemente haciendo que el mayor besara su mejilla y después miro a Lovino para giñarle un ojo. Después de eso salio corriendo.

-¿Tu novio?- pregunto Lovino mirando a la chica.

Bella se río suavemente.

-Amigo de la infancia- dijo con una voz suave -Y tu tendrías más posibilidades que yo-.

-¿A que te refieres?-.

-No le interesan las chicas- dijo Bella mirando a Lovino.

-Oh, ya veo-.

Lovino agarro su maleta y miro a Bella.

-¿Qué tal te van las heridas?- pregunto la belga apoyándose en el marco de la puerta.

-Mejor- soltó en seco Lovino intentando salir de la clase.

-Me alegro- sonrió Bella.

Lovino se movía entre la gente como un pingüino entre jirafas. Todos eran más altos y corpulentos que él. No obstante, Lovino era de la clase de personas que se metía en líos fácilmente, y que además, los buscaba, así que si alguna de esas girafas le molestaba no dudaría en darle un buen picotazo.

Lovino habia sido expulsado un par de veces de diferentes institutos por su forma de ser. Era impulsivo y con una lengua afilada.

-¿Pero que tenemos aquí?- pregunto alguien al final del pasillo con un marcado acento francés -Sí es el caritas andante-.

-Vamos a llegar a clase por tu estúpida preocupación por el niño ese- se quejo Gilbert agarrando a Antonio de la corbata para tirar de él -Sí te preocupas por alguien al menos preocupate por alguien tan genial y fabuloso como yo-.

Antonio se río por lo bajo mirando a Gilbert.

Comparado con Antonio Lovino era un macarra de los malos malos, comparado con un macarra normal él era normal. Nunca había robado el dinero del almuerzo de otra persona o le había hecho acoso escolar a nadie simple una extraña fuerza dentro de él le pedía que hiciera justo lo contrario de lo que le decían los adultos.

-Lovino- una chica con el pelo largo y castaño claro se acercó a él -Ya han asignado las habitaciones para el alumnado, es muy divertido el pensar que vamos a vernos tooodos los dias-.

Lovino curvo los labios en señal de disgusto y miro a la húngara que actuó como si no hubiera notado su mirada cortante.

-Bueno Vargas, tengo mucho trabajo-se despidió la castaña desapareciendo tan rápido en el pasillo que fue literalmente un visto y no visto.

Habitación 214. El papel estaba arrugado y la tinta esparcida alrededor de las letras. El papel usado era poroso y tenia un par de marcas de huellas dactilares alrededor del número.

Lovino suspiro y se intento mover entre el monton de gente que en ese momento transitavan los pasillos.

Lovino veía la salida como un objetivo lejano e inalcanzable por el momento.

-Ven- una voz conocida rebotó en sus tímpanos con una suavidad y dulzura indescriptibles y dicha persona entrelazo sus dedos con los de él y empezó a avanzar por el pasillo abriéndose paso.

A Lovino le costó un par de minutos asimilar quien era esa persona que aferraba su mano con fuerza sin intención de dejarlo ir fácilmente. Era él.

¿Acaso es español se había escabullido de sus clases para ayudar a un pequeño friki problemático?

Lovino sintió la luz del sol recorrer su cuerpo y envolverlo como si pequeños torbellinos de aire cálido danzaran sobre su piel.

-Parecía que necesitabas ayuda- Sonrió Antonio mirando al cielo despejado.

-Tienes que ir a clase-.

Antonio miro al italiano sonriendo ducelmente, conmovido por que mostrará una mínima muestra de preocupación por él.

-¿Sabés? Me gustaría saber más sobre ti-.

Lovino alzó una ceja incrédulo.

-Sí vas por ese camino te vas a quemar-.

-Prefiero quemarme antes que perder la oportunidad de conocerte- sonrió Antonio -Creo en que en este momento, que tanto mi cuerpo como mi cerebro decidieran ir detrás de ti antes que de mis amigos para ir a mi próxima clase significa algo-.

-Significa que no quieres dar clase maldito bastarda-.

Lovino sacudió su mano con fuerza y se zafo malamente del agarre del mayor mientrassu corazón iba más rápido de lo que a él le hubiese gustado, una emoción nueva y un montón de adrenalina recorrieron su cuerpo cuando Antonio agarro su antebrazo y beso suavemente su mejilla.

-Puede ser- sonrió apartando el pelo que cubría los hermosos orbes del italiano con delicadeza -O puede que no-.

He's a supernova (SpaMano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora