Capítulo 4 - Bailando entre nubes de humo
Lovino se tomó el pulso. El ritmo de su corazón no estaba acompasado con el de sus pensamientos.
No le podía gustar un chico que había conocido hace relativamente poco.
No.
Sus manos se movieron por su traje para acomodar su corbata negra y las mangas de su camisa.
Estaba perfecto. Tal vez demasiado.
Se llevó las manos a la cabeza y se descolocó el pelo y se aflojó la corbata suspirando, orgulloso de si mismo.
Alguien golpeó un par de veces su puerta, rezo por que la afamada fama de que los españoles llegaban tarda fuera un simple estereotipo y la persona que se encontrará al otro lado no fuera la bielorrusa dispuesta a cobrar su venganza mientras Antonio no estaba.
Abrió la puerta y suspiro aliviado de encontrarse a él chico de pelo de color chocolate negro.
Lovino mordió su labio inferior reprimiendo las ganas de colar sus dedos entre el despeinado pelo del hispano.
-Espero no haberte hecho esperar- sonrió tontamente.
Estaba perfecto, alguien digno de caminar al lado de Lovino. Y eso es justo lo que el español quería ser, alguien digno del italiano.
-Cállate maldito bastardo- dijo Lovino intentando ocultar el ligero sonrojo que se había formado sobre sus blancas mejillas de porcelana.
Lovino cerro la puerta de su habitación y se coloco a un par de pasos del español. Natalia estaba apoyada en su puerta llevaba una chaqueta de policuero negra y un traje azul marino con unos tacones negros bastante altos y estaba apoyada en la puerta de su dormitorio manteniendo un cigarrillo entre sus dedos mientras de su boca salia una nube de humo.
-¿Nos vamos o que?- pregunto dando un par de pasos hacia ellos.
Lovino agarro la chaqueta de Antonio con fuerza, probablemente arrugaría esa zona de la chaqueta.
-No te voy a hacer nada pequeñín- dijo Natalia con una sonrisa altanera manteniendo el cigarrillo lejos de su boca -No haría daño a la cita de la persona que me va a llevar en coche a la fiesta-.
Lovino hizo un intento de matar con la mirada al español.
-Natalia ve caminando con Lovino hacía el coche- Antonio le tiro las llaves del coche a la bielorrusa que tenia ahora el cigarro entre los labios -Tengo que ir a buscar algo-.
Antonio desapareció en el pasillo volviendo a su habitación.
Lovino se vio reacio a acatar las ordenes de ir al coche pero camino junto a la albina hasta el coche de Antonio que estaba estacionado en el aparcamiento del instituto.
Era un todoterreno de color negro que estaba completamente limpio.
Natalia se sentó atrás cediéndole el asiento del copiloto a Lovino.
-Si en algún momento quieren enrollarse siempre puedo conducir yo- dijo Natalia tirando el cigarro al suelo y pisándolo hasta estar segura de que estaba apagado.
Lovino se sonrojo fuertemente y se acomodo en su asiento sin decir nada.
-Lovino... ¿Quieres un consejo?- pregunto la bielorrusa encendiendo otro cigarrillo manteniendo la puerta abierta.
Lovino miro hacía la chica y asintió.
-Ten cuidado, algunas cosas no son las que parecen- Natalia le ofreció un cigarro a Lovino el cual este rechazo, hace unos años que había dejado de fumar y no quería volver a hacerlo - Creo que hemos empezado con mal pie Vargas-.
Lovino asintió, de repente Natalia no parecía tan mala como creía que era.
-Aquella estaba pegandole a aquel chico porque se había metido con mi hermana-.
Lovino se rió por lo bajo mirando a Natalia.
-Esa no es razón para romperle las dos manos y dejarle los dos ojos morados y el brazo roto-.
Natalia soltó otra bocanada de humo que floto en el frío aire nocturno. Las nubes estaban cubriendo el cielo.
-Tu harías lo mismo por tu hermano- afirmo Natalia.
Lovino le tenia rabia a su hermano, todos lo querían mas a él y no le prestaban atención. Antonio parecía ser el único que lo había notado y que parecía preocuparse por él. Aun así Lovino estaba seguro de que se enfadaría si alguien tocase a su hermano.
-Natalia, con lo de nada es lo que parece te referías a Antonio ¿Verdad?- pregunto Lovino mirando como la bielorrusa tiraba el cigarrillo en el suelo y lo pisaba.
-No, él es totalmente lo que parece, es un cabeza hueca que ofrece su ayuda a todo el mundo y que parece estar enamorado de ti- Natalia se acomodo en su asiento y cruzo sus piernas.
Lovino abrió la boca dispuesto a preguntar a quien se refería pero Antonio llego y se sentó en el asiento del piloto.
-Toma- Natalia le lanzo las llaves a Antonio las cual él agarro y se dispuso para empezar a conducir.
Antonio conducía más despacio de lo que a Lovino le habría gustado.
Al llegar se encontraron con Bella en la puerta de un local bastante . Natalia encendió otro cigarrillo y miro a la belga con indiferencia y no quiso ni acercarse a ella.
-Veo que Lovino acepto venir contigo- sonrió radiantemente la delicada criatura -Espero que no te importe que mas tarde le pida un baile a tu pareja Lovino-.
Lovino no quería, pero era un baile, y Antonio no se iba a enamorar de una chica. El italiano apretó sus labios y asintió.
-Esta bien-.
-Gracias~- sonrió Bella con una dulzura que provocaba diabetes.
-Natalia, te estaba esperando- dijo un chico con el pelo castaño quitandole el cigarrillo de la boca -¿Que te he dicho sobre fumar-.
-¿Crees que te escucho cuando la conversación no me interesa Toris?- pregunto Natalia observando inexpresiva como el lituano pisaba el cigarrillo.
Toris se inclino hacía ella y le dio un suave beso acunando su cara.
-No quiero que mueras Natalia-.
Natalia le miro durante un par de minutos a la cara y le mordió la nariz.
-Cállate Toris- dijo zafándose de su agarre y caminando hacía el montón de gente que se había formado en el centro del local.
Antonio se rió por lo bajo mientras el lituano salia corriendo detrás de la chica.
-Espero que se lo pasen bien- dijo Bella despidiéndose de Lovino y de Antonio.
Un chico alto y con un peinado extraño camino hacia Bella.
-Quieres que haga lo de siempre ¿Verdad?- preguntó susurrando en el oído de la rubia.
La belga asintio.
-Si no es mio no puede ser de nadie-.