CAPÍTULO 8

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Miré hacia la esquina donde mi hermano y Stu parecían discutir, pero me di cuenta de que la situación entre ellos había cambiado

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Miré hacia la esquina donde mi hermano y Stu parecían discutir, pero me di cuenta de que la situación entre ellos había cambiado. Rob tenía una postura más relajada y Stu sonreía mientras pedían otra ronda. Fruncí el ceño, pensando en lo que este le habría contado a mi hermano. Esperaba que nuestra historia coincidiera para que no sospechase, aunque viendo la actitud de Rob lo más probable era que se hubiese quedado tranquilo con su explicación. La tensión de no saber cómo actuar me estaba matando.

—¡Tierra llamando a Anna! —gritó Lucille mientras chasqueaba los dedos en frente de mi cara.

—Lo siento —contesté intentando volver a la normalidad—. Estaba pensando en si he incluido en el trabajo de Mitología el apartado de...

—Ya —dijo mirándome con suspicacia al mismo tiempo que llevaba una jarra enorme de cerveza a sus labios.

Me puse colorada al darme cuenta de que tanto ella como Paula, que me miraba con una sonrisa desde el taburete en el que estaba sentada, se habían dado cuenta de que no dejaba de mirar a mi hermano y Stu. No estaba acostumbrada a este tipo de atención, siempre había sido muy poco dada a hablar de mis intereses amorosos y me sonrojaba cada vez que mis amigas parecían insinuar algo.

Estábamos sentadas en una mesa alta del bar Darts, donde la comodidad no era la principal atracción del lugar. Los taburetes eran demasiado altos para cualquier persona de estatura normal, lo que hacía que estuviésemos todo el rato moviéndonos incómodas. Esa noche el local estaba lleno, por lo que no teníamos otra opción.

—Bueno, creo que hay un elefante en la habitación del que deberíamos hablar —dijo Lucille sonriendo con picardía—. Creo que tienes algo que contarnos, Paula.

La aludida cambió su expresión, pues me estaba mirando con socarronería pensando que yo sería el tema de conversación. Desvió la mirada mientras tomaba un trago de su cerveza e intenté no empezar a reírme de forma nerviosa, pues sabía a lo que Luci se estaba refiriendo.

—¿A qué te refieres? —preguntó Paula manteniendo la compostura.

—A qué últimamente desapareces más de lo normal, no duermes en la habitación y estás mucho más simpática con nosotras. Al principio pensé que era por el cambio de ambiente por habernos librado de Sonia, pero recordé que esto venía desde hacía más tiempo. ¿Qué escondes, Paula Stand?

Una pequeña risa escapó de mis labios sin poder evitarlo. Conseguí disimularlo carraspeando con fuerza, pero fue demasiado tarde. Lucille se había dado cuenta y nos miraba a las dos con sorpresa mientras Paula me fulminaba con una expresión que estaba segura me causaría pesadillas durante días.

—Sea lo que sea acabáis de confirmarme que Anna lo sabe, ¿por qué no puedes contármelo a mí? También soy tu amiga —dijo poniendo la mejor cara de pena que tenía en su repertorio.

—De acuerdo —contestó Paula tras unos segundos mientras suspiraba—. Estoy con alguien, ¿vale?. Lo que pasa es que aún no estamos preparadas para que se sepa.

Sombrío [Luces de colores 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora