CAPÍTULO 1

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PARTE 1

DEL CIELO...

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—Tienes que tranquilizarte, Anna, o puede que alguien pierda una extremidad antes de que acabe el día

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—Tienes que tranquilizarte, Anna, o puede que alguien pierda una extremidad antes de que acabe el día.

El grito de frustración que se escapó de mi garganta hizo que todos los presentes se asustaran. Kevin, que era el que estaba picándome, casi se cae de la silla al levantarse para ponerse a cubierto detrás de Peter, que llevaba las manos a su rostro con expresión de cansancio. Puede parecer exagerado, pero durante dos semanas habíamos aprendido a la fuerza que, cuando me descontrolaba, podía ser peligroso estar cerca de mí.

—Todos fuera —dijo Peter con voz suave y ronca.

—Pero...

Lily estaba a mi lado y nos miraba con prudencia. Me había tomado del brazo y, aunque agradecí su apoyo, en ese momento lo que más necesitaba era estar sola o, al menos, no estar rodeada de tanta gente. Algo debió de ver en el rostro de Peter, pues me soltó con una ligera caricia y cogió a Kevin, que aun maldecía con la camiseta levantada mirando los moratones que le habían aparecido por el entrenamiento.

Bueno, por mi culpa.

Cuando salieron de la sala, Peter se acercó con una ligera sonrisa; me tomó de los hombros y caminamos juntos hacia una de las pocas sillas que quedaban en pie. Mi luz había causado estragos en el aula durante estas semanas: focos de luz rotos, astillas llenando el suelo, agujeros en las paredes y la estructura del escenario que sujetaba el viejo telón había desaparecido. Aunque, todo hay que decirlo, algunas cosas estaban así desde la noche donde todo mi mundo se puso patas arriba.

Con la suavidad que le caracterizaba me ayudó a sentarme en el suelo mientras el se sentaba detrás de mí en la silla. Me coloqué entre sus largas piernas, apoyando mi cabeza en uno de sus muslos; sentí como comenzaba a acariciar mi cuello y la corriente que siempre aparecía cuando tocaba mi cuerpo relajó mis músculos, que estaban demasiado tensos después de la sesión de entrenamiento, poco a poco.

Un suspiró escapó de mi boca cuando noté como acercaba sus labios a mi frente y posaba en ella un ligero beso. No habíamos tenido oportunidad de hablar de los besos que siguieron a la aparición de mi Don; bueno, lo más probable era que ninguno de los dos estuviese seguro de como perder la vergüenza y sacar el tema. En mi caso, esta era la respuesta, pero estaba contenta con la relación que teníamos y me daba miedo fastidiarla hablando de unos sentimientos que ni yo misma entendía.

Nuestra relación había cambiado. Peter era muy cariñoso conmigo, o todo lo cariñoso que puede llegar a ser un chico tan callado e introvertido. Gestos como el que acaba de hacer para tranquilizarme, tomarme de la mano en momentos insospechados e incluso besos tiernos de despedida cuando me acompañaba a mi habitación; unos besos que me derretían y emocionaban al mismo tiempo.

Sombrío [Luces de colores 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora