Capitulo 3.

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La noche había caído y Mick estaba acomodando las cosas en la habitación que la familia de Esteban le habían proporcionado, ¿Paloma podría servirle como experimento? Se pregunto a si mismo.

¿Podría ella ser capaz de tolerar lo que el quería hacer? Claro que no quería ser un 50 sombras fe Grey, eso no le interesaba, el sexo era solo una parte añadida más no lo indispensable de lo que el quería saber, en casa, mamá y papá eran los que manejaban las situaciones, en sus relaciones pasadas habían sido ellas las que mandaban, se guardaba todo lo tóxico, narcisista y controlador que quería ser con ellas por miedo.

Miedo a que fueran a divulgar cada una de sus características maniáticas a la prensa, porque claro, el estúpidamente había escogido como parejas, modelos, socialites y demás. Mujeres con cierto tipo de poder que al menor intento de que el quisiera sacar su verdadero yo, sabía que terminaría en la portada de alguna revista y eso no le convenía.

Paloma, es alguien común, nadie extravagante y guapa, como la percibió sabía que cualquier mínimo de interés en ella, ella se entregaría en cuerpo y alma a él. Eso era lo que quería, saber cuanto lo podían amar y tolerar. Quería saber que se sentía poder controlar las emociones, sentimientos y acciones de una persona a su antojo. Quería que lo viera como alguien al que ella no podría separarse jamás, solo para poder seguir coexistiendo con el Mick que todos conocían.

Caso contrario, Paloma había llegado a casa, se había derrumbado en la cama con la chamarra aún puesta y percibiendo aquel olor a perfume, la tela era suave pero caliente, no quería quitársela de encima pero... lo tenía que hacer, seguramente el iría en unas horas por esa chaqueta que a decir verdad, lucia costosa.

Paloma se desvistió y se recostó en su cama, imaginando cómo sería la vida de Mick, una vida en donde el no tendría que levantarse temprano y hacer cuentas con cuanto debía de comer. Ella cayó en un profundo sueño, en donde ella podía costearse, todo lo que quisiera sin siquiera voltear a ver el precio marcado.

El despertador la levanto, empezó a calentar el agua para poderse duchar, saco su ropa limpia y empezó a arreglar el poco desorden que tenía en su casa, se ducho y salió con el cabello mojado, tratando de apaciguar su pelo rizado. Llamaron a la puerta cuando había terminado de lavarse los dientes.

"Vooooy" grito ella mientras secaba las manos.

"Hola" Sonrió Mick viéndola a los ojos.

"Hola... pasa, perdón" Paloma se hizo a un lado y Mick entro a la casa. "Deja voy por tu chaqueta" ella salió corriendo a la habitación y Mick dio un vistazo rápido, era una casa humilde, demasiado para su gusto pero reconfortante.

"Dije que vendría a saludar" repuso el cuando tomó la chaqueta en sus manos.

"No.. no sabía si me encontrarías, ¿fue difícil?" Pregunto ella ilusionada.

"Un poco, pregunte a medio pueblo como cuento de cenicienta, casa por casa preguntando si te habían visto o te conocían" dijo Mick en tono halagador. "No te creas, he preguntado a un par de cuadras atrás y he dicho tu nombre que al parecer es un tanto popular y me dieron tu dirección" mentira, ayer había tomado una foto a la dirección en papel que venía escrita en su cartera al igual que a cada de sus identificaciones.

"Oh... no sabía que era conocida... ¿te ofrezco algo de tomar?" Le pregunto ella amablemente.

"No... no, solo venía a saludar y a dejarte algo" dijo Mick mientras salía y volvía con una caja pequeña envuelta muy bien y con un tulipán blanco por encima de la caja "Espero que te guste, uhmm ¿te parece si paso aquí después de tu trabajo?" Pregunto Mick

"Oh, no era necesario y uhmm... supongo que si" la sonrisa de Paloma, podría verse reflejada a cientos de kilómetros.

"¿A las 8, te parece?" Paloma asintió con la cabeza y Mick le tendió la mano "Soy.. Mick. Un gusto" dijo riéndose, Paloma lo acompañó a la puerta y la cerró para recargarse en ella.

Soltó unos chillidos de emoción, tomó el tulipán y lo coloco en uno de sus pocos vasos de vidrio y lo puso en el centro de la mesa. En la mesa, abrió el paquete envuelto con suma delicadeza, dentro de él había un bonito suéter blanco con varias franjas rojas, un gorrito, una bufanda y unos guantes que le hacían juego.

En la parte de abajo de la caja venía una pequeña nota que Paloma se apresuró a leer "Las noches son frías, pero espero que en mi amistad encuentres un poco de calor. Toma este obsequio como símbolo de una amistad venidera. -MS" Paloma colocó la caja en lo alto de su armario y después de unos brincos de emoción corrió hacia su trabajo.

Todos hablaban de lo bien que les había ido la noche anterior y hacían apuestas de a donde se irían a desayunar aquel grupo de hombres exclusivos, la propina que habían dejado la noche anterior debido a los tragos que llevaban en cima, había sido entre $5,000 - $6,000 euros según escuchó Paloma.

Ella tenía algo más Preciado en casa, la mano le temblaba y miraba a cada segundo el reloj, cuando por fin fue la hora ella salió disparada a su casa. En búsqueda de ponerse algo bonito, algo que dijera "me veo bonita pero no lo suficiente para tentarte" se coloco unos jeans, unas botas con un tacón medio y un suéter blanco, saco una pequeña cadena que algún misionero que venía de Estados Unidos le había regalado cuando estuvo predicando en Barranquilla.

Se acomodo el cabello y se dispuso a maquillarse, un poco de contornos, sombras y demás, algo que la hiciera verse diferente a lo que traía en la mañana.

Las 7:58 estaban marcadas en su reloj de muñeca y se sentó en la mesa, esperando la llegada de Mick.

El tiempo corrió y el no apareció, eran las 11 de la noche y Paloma se vio en el espejo, "que ilusa te ves" se dijo a si misma mientras se quitaba las botas y se desmaquillaba, un par de lagrimas salieron de sus ojos por ser tan ingenua y por creer en que alguien como el, se podía haber fijado en alguien como ella.

Se desvistió y se puso su pijama más cómoda y se tumbó en la cama, viendo el techo y recordando aquella promesa vacía que le habían dicho, dos años atrás. "Yo regresaré, te lo prometo" le decía Joe, ese era su nombre, Joe Burrow, mientras le ponía la cadena al rededor de su cuello.

Obviamente el jamás volvió, ni la contacto ni le hablo, ella se mordió la lengua mas de una vez en quererlo buscar en las redes sociales y solo se quedó con el recuerdo de aquel misionero que durante un verano le había hecho la mujer más feliz.

Paloma sujeto aquella cadena con amor, era de oro muchas veces lo había oído y afirmado, el dije era una cruz y a veces Paloma, se mentía a sí misma, afirmando que si ella tocaba con devoción aquel dije Joe, la recodaría de vez en vez.

Ella respiro hondo y se acomodo en su cama, pidiéndole al cielo que un hombre bueno la buscara y esta vez, se quedara para siempre con ella.

Madness | F1 FanFicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora