Tras la muerte de alguien importante y los recuerdos de su pasado, Jessica Campbell vuelve a la escuela más prestigiosa con dos objetivos:
1. Encontrar y acabar al asesino.
2. Destruir al príncipe que gobierna los pasillos de la prestigiosa instituc...
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Jessica XIX
Ayer pasé la noche completa intentando investigar la extraña dirección y leyendo algunos de los papeles que encontré en la caja.
Tengo sueño.
Ahora estaba en la cafetería intentando concentrarme en otras cosas y comiendo con tranquilidad.
Eloise se fue más temprano hoy, según tengo entendido era el cumpleaños de su abuela y ella fue a visitarla junto a su madre. Zoe había anunciado que llegaría más tarde a la escuela ya que tenía cita con su dentista por lo que estaba en la mesa sola.
Por lo menos la comida está rica.
Los susurros y risas seguían en cada esquina. Los gritos insultándome y llamándome de todas maneras posibles continuaban, pero ya no me afectaban como antes.
Veo cómo Veronica, Karl y más personas se acercan a mi mesa riéndose como nunca mientras veían sus celulares.
¿Qué diablos van a hacer ahora?
—Pequeña Jessica, escuché que estás buscando a alguien para grabar un video sexual —me enseña un mensaje de la estúpida página anónima que ha estado subiendo cosas sobre mi.
¿Cuándo se cansarán de subir rumores falsos?
—Parece que besarte con Daemon no fue suficiente ya que ahora quieres volverte una estrella porno para salir al estrellato —Dios, ¿cuando superará eso?
—Lo que yo quiera y no quiera hacer no es de tu incumbencia —la miré—. Creo que eres bastante grande como para este tipo de peleas ridículas.
Siento como alguien se me pega por detrás y eso me enoja. Me sostienen de los brazos y los colocan detrás de mi cuerpo.
—Eres tan fácil de molestar —dice Karl y eso me enoja más.
—Suéltame, maldito bastardo —intento dar la vuelta para chocarlo con mis codos y cuando lo hago le doy un golpe en el rostro y eso lo hace retroceder.
—Jodida ramera —intenta sostenerme del cabello y otro golpe hace que caiga.
Escucho como todos gritan ante la escena. Algunos me dicen salvaje, o más bien la mayoría, pero otros gritan diciendo que él se lo había buscado. Muchos tenían sus celulares y grababan la escena mientras algunos simplemente se quedaban viendo.
—Eres una maldita salvaje —ahora es Veronica quien habla y cuando Karl se para, dice:
—Maldición —toca su rostro—, creo que me rompiste la nariz —se queja.
—Tienes suerte de que no te rompí otra cosa —intento salir del lugar, pero la mano de Karl tira de mi cabello fuertemente.
—Maldita zorra de mierda, no entiendo cómo diablos estás aquí —me mira a los ojos—. Es más que claro que no estás en el nivel, una hija de un delincuente nunca estará a nuestro nivel.
