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JessicaXXIII

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Jessica
XXIII

Nunca pensé que su cercanía iba a doler tanto.

Fui yo quien pedí que nada entre nosotros, fui yo quien sugirió poder estar con otras personas, pero en este momento no necesito a nadie más; añoro todo de el.

Tal vez mi cuerpo está reaccionando de esa manera al sentir agradecimiento por lo que hizo, o simplemente está demostrando las consecuencias de estar en celibato y tener a un maldito idiota caliente a mi lado.

La lluvia chocaba y empañaba los cristales de las ventanas. La película aún se reproducía, pero ambos estábamos ignorándonos mientras nos mirábamos fijamente.

Su mano acaricia mi espalda y siento como sus dedos rozan mis cicatrices, como si estuviese siguiendo las líneas de relieve de un mapa. Sigue con su movimiento y siento como sus labios hacen contacto con mi piel y eso hace que todas mis barreras caigan en picada.

Deja un camino de besos desde la parte superior a la inferior y sus caricias hacen que mi cuerpo se encienda más que nunca.

¿Por qué me está haciendo esto? Maldita sea.

Sus ojos hacen contacto con los míos y en lo único que puedo concentrarme es en sus carnosos labios y en lo bien que yo me vería besándolos.

Bésalo.

Tienes alrededor de 1 año sin tener sexo, no es tu culpa querer hacer esto.

Siento su mano acariciar mis piernas y sé que su mirada está en mis labios. Su otra mano coloca los mechones despeinados de mi cabello detrás de mi oreja y se acerca más.

Está tan cerca que puedo sentir su respiración chocar con la mía y ahí es cuando me sostiene del cuello y choca sus labios con los míos.

Al principio era algo lento, pero cuando permití que su lengua entrara, sentí el salvajismo del beso. Nuestras bocas se unen y separan con desesperación como la vez que nos besamos en la fiesta, nos separamos un poco y cuando ataca otra vez mi mente confirma que esto no será cuestión de unos simples besos.

—Párate —me pide y es la primera vez que hago lo que dice. Daemon me pega a una de las paredes de la sala y me mira; esperando algún tipo de asentimiento; lo hago y siento sus manos subir hasta mis muslos. Sus dedos acarician el dobladillo de mi falda y su mano va hacia mi culo para apretarlo.

Me quita la camisa y mi cuerpo queda cubierto con pequeñas capas de ropa interior y mi falda de uniforme.

—Quita también el sostén —tiro del cuello de su camisa y llevo mis labios a su oreja—, ¿recuerdas la fiesta? —besa mi cuello y asiente— Me habías desnudado, tus manos estuvieron en mis senos y los acariciaste —él aprieta mi cuello y sigue con los besos desesperados—. Tócalos como ese día, ya no hay nadie que pueda interrumpirnos —mientras quita mi sostén yo retiro su camisa y me deleito al ver cada uno de sus abdominales—. Y no me dejes con las ganas como la otra vez, ya estamos a mano.

Broken  Throne (RIS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora