HARRY

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Bautizado Harry Edward Styles, Harry era un chico tranquilo. Vivía con todas las comodidades que un adolescente de 16 podía soñar. Una familia constituida, una enorme casa de varios cuartos, su propio carro deportivo que usaba solo en ocasiones ya que no contaba con licencia aun debido a su edad. Concurría al mejor colegio de la ciudad, de esos donde solo algunos tienen el poder de acceder. Tenia clases particulares de tenis, natación y esgrima. Lo tenia todo. Aparentemente todo.

Apuesto por naturaleza, su vestir resaltaba su privilegiada figura. De rasgos finos, ojos verdes, rizos casi dorados, por el verano, de esos que doran la piel. Verlo de lejos era un espectáculo. 

Amaba estudiar. Obsesivamente a veces. sus calificaciones asombraban a sus maestros y enorgullecían a sus padres. El joven Styles pronto terminaría el secundario e ingresaría a la universidad mas prestigiosa de Londres para convertirse en abogado. Todo estaba resuelto en su vida. Por supuesto que nada de novias ni nada que lo distrajera hasta terminar sus estudios y tener una carrera estable. Eso estaba claro. Tampoco nada de salidas nocturnas, amistades peligrosas o malas influencias. Nada podía interponerse en ese camino a la "felicidad".

Así como el estudio y las actividades extracurriculares absorbían prácticamente todo su día a día, no había tiempo ni necesidad de tener vida social. Y se convenció de que estaba bien. A menudo conversaba de trivialidades con sus profesores particulares en algún descanso pero no mucho mas que eso. No había tiempo. Ni ganas. Debía cumplir con sus deberes, esos que le inculcaron sus padres desde temprana edad. 

Los fines de semana recorría tiendas con su madre, comprando trajes nuevos, vestidos para ella ,  libros o simplemente la acompañaba a algún spa. Y estaba bien. En ocasiones, mientras tomaban un descanso, se acomodaban en algún restorán a almorzar. De esos que están dentro de los enormes centros comerciales que habían en la ciudad. Y observaba. Observaba su alrededor. Mesas para dos, parejas en sus primeras citas, amigos compartiendo un buen vino, ese mundo del cual el no pertenecía. Porque claro, ni pensar en comenzar a beber, eso vendría después, por el momento nada podía interponerse en su rendimiento académico y deportivo.

Y le empezó a pesar. Intentaba pensar que lo que hacia era lo correcto. era el deber ser. El ejemplo para sus padres, maestros.... Pero sabia que era un alma solitaria. Lo sabia y lo había aceptado. Qua mas podía hacer? Tirar todo por la borda? Años de preparación, de notas perfectas, de superación deportiva, seria como...poner en peligro un gran futuro. A veces lo pensaba, pero intentaba sacar rápidamente esos pensamientos de su mente. Anularlos. Guardarlos en algún rincón muy adentro suyo. Pero su cabeza empezó a dar vueltas. Era realmente lo correcto? Algo estaba mal. No sabia muy bien que. Pero algo no andaba bien. 

Ni pensar en planteárselo a sus padres. Tremendo disgusto. Y en quien confiar? Amigos no tenia, un psicólogo tal vez? Pero para que si a vista de todos su vida era soñada. O no. 

MI PRIMERA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora