Pasaron dos días desde que Verónica huyera de su boda hasta que se sintiera lista para enfrentar a su prometida, durante ese tiempo permaneció en casa de sus padres bajo el cuidado y el consuelo de su padre y su hermana. Ambos decidieron estar a su lado en el duro y confuso momento por el que atravesaba mientras su madre intentaba lidiar con el escándalo suscitado entre sus familiares y conocidos cercanos. Si algo no soportaba la señora Castro era que las cosas se salieran de sus manos o que no se hiciera su voluntad, la boda de Verónica era como un sueño hecho realidad y había sido arruinado poniéndola en boca de todos. Yolanda, según su criterio, era la esposa perfecta para cualquier mujer y su hija estaba desperdiciando la mejor oportunidad de su vida.
La ojiverde por su parte, estuvo llena de dudas y remordimiento, pero en sus adentros sabía claramente que tenía la razón porque el matrimonio es un paso demasiado importante. No es algo a lo que un día dices sí y luego no, es un compromiso de por vida que requiere entrega total. Decidió que darse tiempo antes de hablar con su prometida era lo correcto para ambas, apresurar una plática podría ser contraproducente y todo iría a peor.
Aquella mañana regresó al departamento que compartía con su pareja. Respiró profundo antes de entrar pues sabía que ella estaría allí esperándola como lo habían acordado la noche anterior. No intentaría pedir perdón porque ella misma no se sentía digna de tal acto y, en el fondo, algo en ella decía que fue lo correcto y que no era necesario ser perdonada. Lo que sí deseaba dejar claro es que no era culpa suya sino de ella pues, al final de cuentas, era ella quien no estaba lista para el gran paso. Había roto su corazón y sabía que ella necesitaría tiempo para procesar todo y calmarse, pero que terminaría entendiendo sus motivos para no dar el sí. Acabaría haciendo las paces con la situación y aceptando lo ocurrido, ella lo conocía más que nadie y poseía esa certeza.
Se sentaron en la sala, en silencio durante algunos minutos, intentando encontrar las palabras para empezar aquel dialogo doloroso por demás. Se observaron deseando que sus gestos y miradas fueran suficientes para comunicar su sentir, pero no era así por lo que una de las dos tenía que atreverse e iniciar la conversación.
La castaña tomó valor y empezó a hablar, con su cuerpo estremecido por los nervios y la tristeza de ver el rostro compungido de su prometido que dejaba ver enojo, confusión, dolor, una mezcla que calaba hasta el alma de Verónica. Ante todo, ella era su amiga y lo que menos deseaba era ser la causante de su sufrimiento.
- ¿Cómo estás? – preguntó y de inmediato se arrepintió de sus palabras – Pregunta estúpida, lo siento.
- ¿Qué sientes exactamente Verónica? – respondió - ¿Haberme dejado plantada en el altar o no tener el valor de enfrentarme después de lo que hiciste? su mirada estaba fija en la castaña como intentando descifrarla o descubrir en ella algún indicio de arrepentimiento – Desapareciste sin que tu familia o yo supiéramos tu paradero y luego apareciste sin dar explicaciones y te escondiste en casa de tus padres como si tuvieras miedo de mí, como si yo fuera la victimaria y no la víctima en esta situación – la ojiverde se puso de pie y se alejó un par de pasos. Suspiró profundamente para enfrentarlo de nuevo.
- Sé que lo que hice te rompió el corazón, pero no tuve otra opción Yolanda – reconoció con voz temblorosa - No podía decir que sí porque no estaba, no estoy lista – sus ojos verdes se llenaron de lágrimas – Jamás he querido hacerte daño y lo sabes...
- Por supuesto que lo sé Verónica y estoy haciendo un esfuerzo sobre humano para entenderte, pero todo hubiese sido más sencillo si te acercas a mi y lo hablamos – dijo con el dolor vibrando en sus ojos. No podía justificar lo ocurrido en su boda, pero también tenía miedo de aceptarlo por todo lo que traería implícito – Siempre hemos confiado una en la otra, lo hablamos todo baby. Somos amigas...
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Imagine Me And You (VerAna)
RomanceEsta es historia es una adaptación libre de una película británica, Imagine You & Me (2005)