Había llegado el día del viaje planeado por Ana, la verdad es que no deseaba irse, pero lo necesitaba. Poner tierra de por medio tal vez le ayudaría en su proceso. Empacó sus cosas con ayuda de Tatiana y se despidió de su madre con un dulce abrazo.
- Espero que de verdad estos días te sirvan para estar mejor, que encuentres paz y claridad mental – dijo besando su frente con ternura – Me llamas cuando llegues, por favor así me quedo más tranquila – la morena asintió con una débil sonrisa.
- Por supuesto mamá, no te preocupes – respondió – Estaré muy bien – se abrazaron tiernamente. La pelinegra se había reservado el destino de su viaje, tal vez en un intento por desconectar de verdad.
- Cuida de ella, por favor – pidió a su amiga Tatiana después de cortar el abrazo con su madre – Si ocurre algo, cualquier cosa, no dudes en llamarme. Tendré el móvil conmigo todo el tiempo – su amiga asintió y le dio un beso en ambas mejillas para luego abrazarla con fuerza. Ella la conocía muy bien y sabía que, a pesar de que se hacía la fuerte, por dentro estaba rota.
- No te preocupes cuidaré de ella como mi propia madre – respondió con una sonrisa – Ve tranquila, y de corazón espero que este viaje te haga entender que debes luchar por ella. Anita, el amor verdadero es muy difícil de encontrar, por eso cuando aparece debes aferrarte a el con uñas y dientes.
- Ese no es el punto Tatiana, lo sabes – contestó con tristeza – El problema aquí es que al amor de Verónica le falta una dosis de valentía.
- Entonces debes ser valiente por las dos – su amiga sabía que lo que sentía la morena era amor de verdad, del que dura para siempre – Demostrarle que vale la pena jugarse por ti... No podrán vivir una sin la otra, se aman y por más que intenten negarlo no funcionara. Sus almas ya se han elegido.
- Jamás pensé que te escucharía decir esas cosas – dijo la pelinegra un poco sorprendida ante la sensibilidad de la castaña.
- Nunca creí en esas cosas, lo sabes, pero veo amor en tus ojos, amor del bueno – respondió – del que hablan en las novelas y las películas. No se pueden perder, se necesitan para estar bien – se abrazaron nuevamente y se despidieron. Ana abordó el taxi que la llevaría hasta el aeropuerto. Unas lágrimas rodaron por sus mejillas mientras repasaba las palabras de su amiga y todo lo vivido con la ojiverde. Y si ella tenía razón y si dejarla ir era una estupidez. Aun con esa incertidumbre en su pecho decidió continuar con su viaje. Dejar que el tiempo hiciera su parte.
Mientras tanto en la casa Castro, todos sus miembros festejaban el cumpleaños de Verónica. El ambiente estaba muy extraño y sin sazón, como nunca, pero los presentes fingían que no pasaba nada. Disfrutaron de un almuerzo especial preparado por la matriarca de la familia, platicaron mientras disfrutaban el postre y luego realizaron el intercambio de regalos con la cumpleañera.
- Es muy bonito, gracias Beatriz. Me encanta – dijo a su hermanita al recibir una hermosa bufanda – Me quedara perfecto para los días lluviosos – sonrió.
- ¡Que bueno que te gustó! – respondió la pequeña sonriente – Ana me ayudo a comprarla hace unos días cuando fuimos a pasear – puso cara triste y se sentó a su lado en el sofá.
- ¿Qué pasa Beatriz? ¿Por qué esa carita? – preguntó preocupada.
- Es que recordé que Ana ya no pasara tiempo conmigo – respondió alzándose de hombros – Hoy se va de viaje y no sabe cuándo regresara. Hace un ratito se despidió de mi por teléfono y eso me pone muy triste – la ojiverde ahora se sentía horrible, no solo por la partida de la morena, que cumplía su palabra de desaparecer de su vida, sino también por la tristeza de su hermanita.
- Lo siento mucho Beatriz – dijo su padre pues sabía lo mucho que quería a su amiga florista – Seguro pronto volverá y pondrán realizar sus acostumbrados paseos.
- Bueno, querida ¿Por qué no abres mi obsequio? – dijo su madre intentando cambiar el ambiente, triste por demás. La castaña abrió el paquete en sus manos y descubrió unos hermosos pendientes.
- Gracias, mamá, están muy hermosos – respondió con media sonrisa – Me gustan mucho.
- Que bueno que te gustaron – dijo su madre tomando asiento frente a ella – Por cierto, ayer fui a tomar el te con marile. Me comentó que Yolanda se fue a pasar una temporada con ellos a Glasgow. Me pareció raro, pensé que ustedes estaban intentando reconstruir su relación. Con eso de que estaban pasando tiempo juntas nuevamente – la señora Castro continuaba insistiendo con el tema, parecía no entender que se había acabado.
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Imagine Me And You (VerAna)
RomanceEsta es historia es una adaptación libre de una película británica, Imagine You & Me (2005)