Capítulo 11

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Ana fue en busca de Verónica, pero se había escapado por la ventana trasera del negocio después de escuchar aquella conversación entre las dos. Corrió tras ella hasta alcanzarla en el parque cercano a la floristería.

- Vero, Vero espera – pedía la morena detrás de ella sin conseguir respuesta.

- Ana, por favor. ¡Déjame ir! – gritó la ojiverde sin detenerse.

- Habla conmigo Vero, por favor – suplicó.

- ¿Qué quieres que diga Ana? – respondió – Lo escuché, se está culpando de algo que no tiene que ver con ella. Le estoy destruyendo la vida a alguien que aprecio, imagínate si se entera de esto.

- Tú puedes terminar con todo esto Verónica – dijo la morena y la castaña se detuvo y se dio la vuelta para mirarla.

- ¿Cómo? – preguntó con los ojos llenos de lágrimas.

- Podemos huir juntas para siempre o puedes decirme que me vaya – respondió mirándola a los ojos – Si me dices que me vaya lo haré y nunca más me volverás a ver.

- ¿Eso es lo que quieres? – ninguna de las dos se atrevía a parpadear, solo se miraban directo a los ojos. Lo morena negó con su cabeza.

- Yo te quiero a ti Verónica – confesó con las lágrimas acumuladas en su garganta – Quiero tomarte de la mano y recorrer el mundo contigo, que seas mi compañera de aventuras y que todos los días al despertar pueda ver mi reflejo en tus ojos – se quedaron en silencio por lo que pareció una eternidad.

- Ana, no estoy lista para algo como eso – respondió mientras sentía que su alma se desgarraba en millones de pedazos.

- Lo sé – dijo la morena y apartó su mirada un momento para buscar valor de continuar hablando – Te entiendo lo juro, es muy difícil todo esto, pero estaremos bien – la ojiverde empezó a llorar y Ana la abrazó con fuerza. Las dos querían quedarse fundidas en ese abrazo por el resto de la eternidad – Nunca te olvides de mí, por favor – fue lo último que dijo.

- Jamás podría olvidarme de ti... - respondió Verónica. Entonces la morena cortó el contacto entre las dos y se dio medio vuelta para irse. Emprendieron caminos separados en direcciones opuestas, cada una con el alma rota y el corazón destrozado. Sentían como si el mundo se les venía encima, como si les faltara el oxígeno, como si todo perdiera sentido.

Diez días habían transcurrido desde su último encuentro con Verónica y lo sucedido no paraba de dar vueltas en la cabeza de Ana. Se repetía como una especie de bucle que dolía en el pecho y estremecía sus entrañas. Era evidente que la ojiverde sentía lo mismo que ella, que la conexión y el amor eran mutuos.

Sus corazones hablaban el mismo idioma y sus almas bailaban la danza de las llamas gemelas que se acompañan siempre, los besos compartidos eran la prueba irrefutable de eso. Se maldecía internamente por haberla dejado ir sin más, por no pedirle una oportunidad, por no tomar su mano y escapar con ella a una nueva vida. Lloraba por las noches intentando drenar sus emociones y sacar el dolor que la carcomía por dentro. Buscaba fuerzas donde no las había para continuar con su vida, para hacerse a la idea de vivir sin ver el verde de los ojos de la castaña.

Trataba por todos los medios de entender cómo funcionaba la mente de la actriz, de darle el beneficio de la duda, de explicarse a si misma que sus decisiones no tenían que ver directamente con sus sentimientos hacia ella. Esos no estaban en duda y nunca lo estarían. Más bien eran un intento, casi desesperado, por mantener una postura razonable que buscaba protegerla de sus propios miedos, de su cobardía, de su ausencia de valor ante las nuevas sensaciones que experimentaba.

La ojiverde prefería dejarla ir antes que herirla por no poder corresponderle con la misma intensidad y entrega. Si permanecían juntas Verónica tenía mucho en juego, se exponía a perder a su familia, o parte de esta, y era un precio tan alto que no podía pedirle que lo pagara por estar a su lado.

No paraba de pensar en la fragilidad de su ojiverde, en la tristeza de aquel abrazo de despedida en el parque y en el sentimiento de culpabilidad que reflejaban sus palabras en ese momento.

Imagine Me And You (VerAna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora