Ana había realizado la última inspección de las flores y arreglos colocados en la iglesia, así que se dispuso a ir en busca de alguna de las novias y su padrino para colocarles el detalle final en la solapa de sus trajes.
Con el botonier cumplía la tradición de las bodas y daba por completada su función allí, así podría dirigirse hacia el lugar dónde se llevaría a cabo la recepción para supervisar todos los detalles finales. Miró a su alrededor y apostaría su vida a que la nerviosa joven de ojos marrones y pelo oscuro que estaba a pocos pasos de la entrada era la flamante novia, a pesar de estar acompañada de otro hombre elegantemente vestido se notaba cual era la que estaba a punto de unir su vida a otra persona. Caminó hasta ellos rejada y con el orgullo que llenaba su pecho cada vez que concluía la decoración de algún evento, amaba su trabajo y le llenaba de satisfacción brindar alegría a través de el a los demás.
- ¿Eres Yolanda, la novia? - preguntó la dulce florista y la joven asintió - Soy Ana Gabriel, hice la decoración de las flores - sonrieron ambos.
- Si, yo soy Yolanda. Un placer conocerte. Las flores están muy hermosas - respondió con una sonrisa la nerviosa joven - Muchas gracias por tu maravilloso trabajo, todo está perfecto.
- Nada que agradecer, es un placer elaborar flores para ocasiones tan especiales como esta - se miraron con gentileza - Vengo a colocar el botonier en la solapa de tu traje, la tradición dice que no puedes entrar sin el. ¿Puedo? - preguntó y la joven le concedió el permiso que necesita. Con gracia y rapidez colocó el objeto y se dirigió al joven más alto que, sin duda alguna, era el padrino del enlace para hacer lo mismo.
- Mi nombre es Hugo - el sonriente individuo le ofreció su mano y ella la tomó por cortesía - ¡Impresionante, ¿no crees?! - dijo con supremacía - Hago mucho ejercicio por eso la firmeza en mis músculos - la pelinegra le regaló una risa fingida.
- Siendo honesta no me gustan los hombres musculosos, más bien me fijo en otras cosas - respondió con toda la intención de herir su ego de macho alfa. Ana odiaba ese tipo de hombres que se creían los dueños del planeta por ser guapos y tener altos recursos económicos, así que cada vez que podía herirlos de alguna manera lo hacía gustosa.
- Eso dolió - respondió el joven - En mi defensa diré que también tengo muchos sentimientos, soy un buen tipo. Simpático y divertido.
- Y no lo dudo ni un poco, pero... - en ese instante hacían acto de presencia Socorro Castro y su hija menor que rápidamente se acercaron para saludarlos.
- Buenas tardes, ¿Cómo están? - la señora Castro saludó a todos y abrazó con fuerza y gentileza a su nuera- Te ves muy guapa, me encanta verte tan feliz. Verónica debe estar a punto de llegar en cualquier momento, salieron poco después de nosotras.
- También te ves muy hermosa Socorro, gracias por tus palabras - respondió besando la mano de su suegra en un gesto caballeroso y a su cuñada le ofreció su mano para chocar los cinco - Beatriz estás más hermosas que todas las damas de esta fiesta, me encanta tu outfit - la joven quería a la menor como si fuera su propia hermanita por lo que constantemente interactuaba con ella.
Aparte que adoraba la dulce relación que existía entre ella y Verónica.
- ¡Muchas gracias! - respondió
- Yolanda, tengo una pregunta para ti - dijo Beatriz sonriendo y la joven asintió - ¿Qué pasa cuando una fuerza indetenible choca con un objeto inamovible? - todos los presentes se quedaron impresionados ante la singularidad y dificultad de la pregunta. No sabían que decir al respecto.
- No tengo ni la más remota de las ideas - reconoció Yolanda con franqueza. La madre habló con cierta molestia.
- Déjala en paz por lo menos el día de su boda, vamos a entrar al lugar - encaminó sus pasos y los de su hija hacia el lugar.
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Imagine Me And You (VerAna)
RomanceEsta es historia es una adaptación libre de una película británica, Imagine You & Me (2005)