Cap.2

9.5K 919 81
                                    

Si alguien le preguntara como habían pasado los hechos, no tendría idea de cómo explicarlo, pues el tan solo recuerda que tenía una vida sumamente tranquila, tenía un pequeño departamento, y trabajaba en una cafetería, no ganaba mucho, peor era lo suficiente para vivir, con aquella vida era feliz, era tranquila y sin problemas caóticos, sin contar con algunos alfas que intentaban tocarlo más de la cuenta cuando atendía a los clientes, pero por suerte su jefe era muy buena persona y los ahuyentaba, el era un gran alfa, uno que podía reconocer, pues sabía la triste realidad que algunos omegas vivían, solo rezaba por que a él nunca le sucediera algo del estilo. Aunque al parecer sus rezos no fueron escuchados.

Sucedió una tarde en la que había salido de trabajar más tarde de lo normal. El iba caminando como siempre por las transitadas calles, pensaba en que haría para cenar cuando alguien lo tomó con fuerza, antes de que perdiera la conciencia, lo último que pudo ver, fueron dos betas vestidos de negro.

Despertó encontrándose en un lugar que no reconocía, con una pierna encadenada a rejas. Inmediatamente al identificar el tipo de escenario en el que se encontraba, empezó a temer por su vida. Sus miedos crecieron cuando se percató de que había una persona observándolo. Era de estatura baja, regordete, con su mano derecha llena de anillos, vestía una yukata. Aquella persona caminaba acompañada de dos personas, caminaban con un paso desesperada mente lento. Pasearon por todo el pasillo, hasta que se detuvieron en su celda, lo observaron de arriba a bajo. Jamás e había dado tanto asco la mirada de un alfa.

Con el pasar de los días, el ya había perdido la cuenta de por cuanto tiempo se encontraba ahí, le daba demasiado miedo pensar en que lo utilizarían, había escuchado en celdas lejanas que lo violarían, esas veces se tapaba las orejas con todas sus fuerzas, no quería escuchar eso.

El producto de su enorme miedo, fue que su celo no se presentó, aunque era algo que lo aliviaba enormemente, no quería que su primera vez fuera con aquellos seres que tantas nauseas le provocaban.

En cuanto a vestimenta, solo contaba con una larga túnica que cubría todo su cuerpo.

La rutina de sus días se hacía repetitiva, despertaba, daba una vuelta en aquella pequeña celda, bueno, todo lo que la cadena de su pie le permitiera, varias veces había tratado de sacársela, pero fracasó. Comía lo que le traían, aunque no tuviera ganas, después se recostaba en una cama deteriorada, esperando que así el tiempo pasara con más rapidez.

Una mañana la rutina cambió. Su celda fue abierta por varios betas, entraron en ella, el miedo volvió cunado estos le sujetaban las manos y lo desvestían, intentó soltarse del agarre, pero los betas forzaron su agarre, sintió como le colocaban algo en su cuerpo, una vestimenta quizá, no estaba seguro, pues en esos momentos ya se encontraba con los ojos tapados y amordazado, al terminar de que lo vistieran le ataron las manos, empujándole para que comenzara a caminar, cosa que con dificultad había logrado.

Estuvieron viajando varias horas en avión, alcanzó a escuchar que sería dado como regalo. Sería un regalo como una muestra de agradecimiento para el jefe de la mafia rusa, si es que este aceptaba el acuerdo establecido, cosa que le hizo temblar de miedo, no quería estar con esa clase de persona, sabía que no tenía salvación, sabía que nadie se inmutaría por rescatarlo, ni siquiera la policía. Su mente estaba llena de tormentosos pensamientos.

Al llegar sintió como era tomado con brusquedad para que bajara, ya al estar en lo que creía ser el aeropuerto, lo llevaron a un vehículo, dentro fue pero para el pobre omega, sentía que vomitaría en cualquier momento, el olor de los alfas presentes le era insoportable mente desagradable, gracias a el cielo que le viaje no duró tanto, los alfas bajaron y el omega se quedó en el auto junto con un beta.

Cuando sintió que el beta le tomaba y le sacaba del auto, comenzó a temblar, pues sabía lo que pasaría a continuación. Le dieron un empujón que le hizo caer de rodillas, en el suelo, logró percibir dos aromas, el asqueroso aroma del líder de los yakuza y un aroma nuevo, ese aroma era agradable, era un aroma a ¿café?, aquel aroma olía a capuchino, si, era ese el aroma que de una forma sutil resaltaba en el lugar.

—Acepto.—escuchó, haciendo que el temblor en su cuerpo regresara, sabía que aquella persona ahora sería su dueño.

—No sabe cuanto me alegra oír esas palabras, debe de estar seguro de que este omega es virgen, nadie lo ha tocado en el tiempo que ha estado con nosotros.—Mencionó el japonés con una sonrisa.

—Ya veo...—Dijo el ruso para luego ponerse de pie, dirigiéndose a donde se encontraba aquel dulce aroma, ante la mirada sorprendida de Sakura que aún no creía lo que estaba pasando.—Así que este aroma viene de ti.—Susurró acercándose al cuello del menor, sintiendo aquel adictivo aroma, relamiendo los labios inconscientemente.

Por otro lado, el omega había confirmado al estar más cerca que aquel aroma provenía del alfa que descaradamente olía  su cuello, provocando que temblara aún más, quería alejarse, pero su cuerpo no reaccionaba.

—Es un gusto hacer tratos con usted.—Dijo Sasuke mientras tomaba al omega entre sus brazos, quien soltó un ruido repentino por el movimiento mientras que con sus manos intentaba agarrarse de algo para no perder el equilibrio.

Ambos alfas caminaron hacia la salida del lugar, siempre alerta de los movimientos externos. Al llegar a el vehículo, el ruso se sentó en los asientos junto a su pequeño regalo, quien temblaba aún más, Sasuke frunció el ceño al sentir como el aroma del omega se opacaba por el miedo que este sentía, cosa que al parecer su mano derecha se había dado cuenta, ya que podía ver como daba pequeñas miradas por el retrovisor.

Con mucho cuidado (cosa que es para muchos inimaginable por su sangriento historial) retiro la mordaza , siguió con la atadura de sus muñecas, viendo que estas se encontraban muy rojas y lastimadas, dio pequeños masajes para que no doliera tanto, escuchando como el omega soltaba palabras que no entendía, suponiendo que era por la sorpresa, finalmente quitó la venda que cubría sus ojos, observó como estos se abrían lentamente, dejando a la vista unos grandes y expresivos ojos color azul cielo.

—¿Cuál es tu nombre?—Preguntó en un perfecto inglés el ruso mientras se deleitaba con la imagen que tenía enfrente.

—Uzumaki Naruto.—Respondió el omega con una suave voz, bajando la mirada, pues no podía mantenerla , no con aquellos ojos ónix observándolo fijamente.

El ruso se enterneció con aquello, nunca había visto una acción tan tierna como lo era la del aquel japonés, a pesar de todo, se notaba lo inocente y posiblemente despistado que sería el chico, además de su aroma, su delicioso aroma lo traía loco, como nunca antes lo había sentido, deseaba tenerlo siempre entre sus brazos, desde que se levantara hasta cunado se fuera a dormir.

Lentamente tomó el rostro del omega para que subiera la mirada, sintiendo nuevamente aquel temblor y ligero miedo del menor, cosa que le disgustaba, no debía tenerle miedo, pues pese a lo mucho que le gustaría tenerlo debajo suyo, retorciéndose y gimiendo su nombre, esperaría a que el omega se acostumbrara a su presencia.

—Mucho gusto Naruto, mi nombre es Sasuke Uchiha, jefe de la mafia rusa, y a partir de hoy serás mi pareja, por favor, cuida de mi.—Dijo con una mirada segura el alfa.


Continuará...

𝒫𝒶𝓇𝑒𝒿𝒶 𝒹𝑒 𝓊𝓃 𝑀𝒶𝒻𝒾𝑜𝓈𝑜 ✻ 𝒮𝒶𝓈𝓊𝓃𝒶𝓇𝓊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora