Naruto solo quería vivir una vida tranquila, tal vez conocer un buen alfa y poder formar una familia a su lado. Lo que no se esperaba, es que sería secuestrado y regalado a un alfa involucrado en la mafia, mucho menos se esperaba que este se convert...
Al encontrar lo que andaba buscando, lo guardo en la bolsa para luego hacerle cariño al pequeño can, quien gustoso aceptaba las caricias.
Vio por unos momentos el despacho en donde se encontraba el alfa, quien al parecer, estaba tomando una llamada importante, por lo que decidió ir a darse un baño.
Al llegar dejo la bolsa en un mueble para lentamente sacarse la camisa y seguir con sus pequeños bóxer, entrando de una vez a la ducha.
Aun pensaba en donde diablos se le había ido la vergüenza y nerviosismo tan característico de él, suponía que por la situación en la que se encontraba había hecho que la parte insegura que siempre estaba en su interior quedara olvidada en alguna parte, bueno ahora eso era lo de menos, solo quería sentir a su pareja y oler su delicioso aroma.
Con los fuertes y seguros sentimientos que estaba teniendo esos días por el alfa, estaba seguro de que no quería que ningún beta o omega volviera a mirar a su alfa con doble intención, de lo contrario, verían un lado que tenía bastante escondido, pero si seguían apareciendo valientes, tal vez ese lado podría salir a flote.
—No pensé que podría ser tan celoso, pero ahora me doy cuenta de que qeu Sasuke es demasiado despistado para darse cuenta de cómo los demás le miran.—Pensaba, haciendo un puchero mientras salía de la ducha, tomando así una toalla para comenzar a secarse.
Cuando estuvo seco por completo comenzó a sacar lo que había en el interior de la bolsa, al verlo por completo no pudo evitar sonrojarse al ver los gustos que tenía el ruso, pero ya lo había decido, así que lentamente se fue colocando a lencería hasta que todo estuvo en su lugar, haciendo que moviera su cabeza para mirar hacia atrás en donde se encontraba el espejo de cuerpo completo contemplando su espalda.
Debía de admitir que el conjunto se acoplaba a su cuerpo de forma increíble, le resultaba un misterio saber como el ruso supo la talla exacta que usaba.
—Solo falta el delantal.—murmuraba al ver aquella pequeña y blanca prenda
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Una puerta se abría lentamente, dejando a la vista a un ruso con una brillante sonrisa al solo recordar como la persona suplicaba entre lágrimas para que le perdonara por haberlo molestado, claro como él era sumamente generoso, le perdono esta vez, solo porque el contrato que tenían era tan bueno que sería una perdida si esa persona misteriosamente hubiera desaparecido.
Al llegar a la sala de estar y al ver que su pareja no se encontraba, su sonrisa se esfumo al sentir un aroma que no era el suyo, por lo que con su rostro completamente serio y sus ojos fríos como el hielo, listo para matar a sangre fría a cualquier idiota que haya intentado algo con su pareja, camino con cuidado en su casa revisando todo los lugares hasta dar con el baño, en donde se tranquilizó al sentir el aroma de su pareja y de como esta se encontraba dentro. No sabía qué cosas estaba haciendo pero le divertía mucho escuchar los murmullos incomprensibles de su pareja.