iv. issues

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La familia Targaryen había zarpado con destino a Marca Deriva adentrándose a las aguas del Mar Negro. Rhaenys Targaryen cumplía otro día de su nombre así que su amado esposo, Corlys, decidió crearle una gran celebración en su honor.

Viserys consideró apropiado aceptar la invitación debido a la gran unión de las dos casas, creyó bueno que sus amados nietos no solo conocieran Desembarco del Rey sino también el hogar de su padre, Marca Deriva, también pensó pronto llevar a sus nietos a Rocadragón la fortaleza de su familia para que conocieran más de sus raíces, claro, también llevaría a sus hijos menores.

Las olas azotaban furiosamente contra las rocas y la madera del barco mientras en el cielo los dragones volaban acompañando a sus jinetes, creando una majestuosa imagen para todo aquel que tuviese la suerte de presenciarla.

Aemond dio un último vistazo a los dragones y paso su mirada rápidamente a Rhenys que se encontraba recargada en la madera del barco viendo concentrada las olas, estaba sola.

El Príncipe Targaryen decidió caminar hacia la niña de cabellos castaños. Hace dos lunas que no hablaban como lo hicieron en Pozo Dragón y en el árbol de arciano ya que su madre se había encargado de cumplir su palabra y llenar cada día de actividades que convertirían a Aemond en un mejor príncipe: entrenar, política, clases de alto valyrio, historia, entrenamiento de nuevo y así sucesivamente todos los días, y cuando ya había terminado todas las actividades que armaban su rutina ya se había puesto la luna, no permitiéndole acercarse a conversar con Rhenys, la veía una que otra vez en los pasillos y le daba una leve sonrisa que era correspondida por la pequeña princesa, otros días la veía en el patio de entrenamiento cuando ella iba de camino a sus clases con su Septa y en las pocas cenas que la familia compartían –estas lunas las tensiones entre la Reina y la Princesa habían aumentado haciendo que no pudiesen sentarse en la mesa juntas así que Rhaenyra y sus hijos cenaban a diferente hora que el Rey, Alicent y sus hijos–.

Aemond no había logrado cumplir la promesa que le hizo a Rhenys bajo el arciano, el verse en Pozo Dragón al día siguiente, el príncipe sabía que su madre lo castigaría pero no pensó que iría tan enserio como para llenar su día de tantas actividades que apenas tenía tiempo de dormir. Aemond estaba tan apenado con Rhenys que, en el poco tiempo libre que tuvo durante una clase, le envió una carta de disculpa escrita en alto valyrio pidiéndole que no se enojara con él, que su corazón anhelaba verla pero que no le era posible por el castigo de su madre, le prometió que la recompensaría y que cuando se librara del castigo pasaría todo su tiempo con ella. Al día siguiente, recibió una carta de Rhenys diciéndole que lo entendía, y lo extrañaba y que contaría las horas para que su castigo terminara pronto para poder visitar a Rhaegor juntos y, la princesa escribió, que Rhaegor también extrañaba la compañía de Aemond.

— Hola —saludó Aemond cuando estuvo al lado de Rhenys.

— Aemond —sonrió y pronto sus brazos estuvieron envueltos en Aemond, dándole un cálido abrazo. —Te he extrañado tanto —habló como si hubiesen estado alejados por una larga distancia y un largo tiempo aunque estuvieron bajo el mismo techo todo este tiempo.

DRAGON BLOOD ━━ AEMOND TARGARYENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora