𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Sangre de dragón, término utilizado para los Targaryen, los señores de los dragones.
❝Lo único que podía destruir a la Casa del Dragón era ella misma❞.
❝Sangre y fuego❞.
Donde Rhenys solo desea que la guerra termine y los...
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— ¿Deseas una pieza de pastel de limón, Rhenys?
— Si, mi Reina, es mi favorito.
— También es el de Aemond —Alicent sonrió.
Rhenys ya lo sabía. Aemond y Rhenys, luego de su escapada nocturna en Marca Deriva, habían desarrollado la costumbre de escabullirse a la cocina en la noche para robar un poco de pastel de limón. Aemond le dijo a Rhenys que era su favorito y por una extraña razón a ella comenzó a gustarle tanto como a Aemond. Un día, sin que los niños se diesen cuenta, una cocinera los vio y se lo dijo al mismísimo Rey, Viserys solo le dijo que no se lo dijera a nadie más y se encargó que nadie más se enterara, le pareció entrañable la acción de los dos pequeños y sabía que si alguien se enterará sus madres les prohibieran seguir juntos, todas estas acciones solo fortalecían la decisión de Viserys de casar a ambos, se querían y serían muy felices juntos y por fin la paz reinaría en su familia.
— Lo sé, mi Reina.
— Sabes, Rhenys, me he dado cuenta que Aemond y tu son muy cercanos.
Rhenys termino de masticar el pastel en su boca. No tenía idea a donde iba esta conversación y le daba miedo porque en su corazón temía que la Reina le pidiese que se alejara de Aemond.
— Si... nos entendemos bien... y... nos queremos mucho.
Alicent lo sabía y también sabía el hecho que posiblemente esta amistad se convirtiera en algo más fuerte, si es que no lo había hecho ya, tal vez ambos ya se amaban solo que ambos niños aún no entendían el concepto de amor.
— Me alegro por ello —dijo sinceramente Alicent, sorprendiendo a Rhenys realmente no esperaba que la Reina dijese eso. — Aemond está muy feliz y debo agradecerte por ello, Rhenys, haces feliz a Aemond y mientras mis hijos sean felices yo también lo soy.
— Aemond también me hace feliz, mi Reina —sonrió Rhenys.
— Veo que también te has acercado a Helaena —habló de su hija mientras ella se encontraba alimentando a sus insectos.
— Helaena es amable.
— Si, mi niña lo es.
Ambas continuaron charlando y posteriormente se les unió Helaena, pasaron un agradable momento.
Una preocupada Rhaenyra entró a los aposentos. Unos guardias le habían informado que la Princesa Rhenys acompaño a la Princesa Helaena a sus aposentos y que unos minutos después entró la Reina. Los peores escenarios cruzaron la mente de Rhaenyra, no creía que Alicent fuera tan mala como para hacerle algo a Rhenys pero aun así no le daba nada de confianza dejar a su hija sola junto a Alicent.
— ¡RHENYS!
— Mamá, ¿Qué pasa? —preguntó Rhenys al ver a su mamá tan agitada.
Rhaenyra se dirigió rápidamente a su hija y le quito el plato con pastel para dejarlo en la mesa mientras abrazaba a su hija.
