Él lo tiene todo

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En el transcurso de los días Lily se preguntó si había hecho lo correcto primero en dormir con Philip y después en pedirle que fuera su novio. Le gustaba mucho, eso no lo negaba, y verlo como en ese momento que le preparaba su batido de avena hacía que olvidará todos sus problemas, pero no estaba segura si meterlo a su casa casi todos los días era buena idea.

La idea de vivir sola había cambiado mucho durante los últimos 5 años. Antes de salir de Hogwarts, alegaba que viviría con sus padres hasta que se casara, no tenía intención de vivir con amigas ni mucho menos sola, lo consideraba un gasto innecesario si con sus padres podría tener todo lo que quisiera; pero tenía 13 años y la idea de encontrar un amor bonito para toda la vida. Después de graduarse y de odiarse por todo lo que había pasado con Scorpius, quiso vivir sola por la única razón de poder hacer fiestas y tener un lugar para poder estar con los chicos que quisiera, pero al darse cuenta de que no debía tener casa propia para eso y que siempre encontraba un lugar para calmar sus hormonas, desistió de la idea de inmediato. Finalmente vivía sola, no se había casado y ya solo era 1 chico el que dormía con ella, el mismo que le preparaba su desayuno. Y eso era mejor de lo que podría haber pensado.

—Iré a casa a cambiarme, ¿nos vemos en el campo? —preguntó Philip tendiéndole su vaso y dándole un beso en los labios.

—Sí, no tardes en llegar recuerda que es el último partido y mi mamá quiere entrevistarnos.

—Prometido.

Philip se encaminó hacia la chimenea, no sin antes darle otro beso a Lily, y desapareció.

La pelirroja se quedó mirando hacia el jardín y después se dejó caer sobre la mesa con los brazos estirados. ¿Qué demonios estaba haciendo?

Recodó cuando conoció a Philip, fue el día de las pruebas finales para entrar al equipo.

—Philip Blanc—se presentó.

Sus ojos claros y cabello cobrizo llamaron su atención y se estremeció cuando este le guiñó el ojo. No le sorprendía en absoluto, sabía que era muy atractiva y que los hombros y algunas mujeres gustaban de ella, pero siempre se emocionaba cuando se abría una nueva oportunidad de conquista.

—Estoy al tanto de tus amores semanales, pero si planeas estar en el equipo y ese chico también lo estará no te recomendaría que te metieras en problemas—le aconsejó Helena una tarde de té.

Y, como siempre, le hizo caso. Pues si Lily algo deseaba era ser jugadora profesional y no arruinaría la oportunidad por ningún motivo. Así que marcó distancia con Philip, pero se volvieron muy buenos amigos y pareja de eventos. Después Lily entró con los aurores y su etapa de rompecorazones terminó.

Pero algo había cambiado en los últimos meses y no podía permitirlo. Tener varias parejas y después dos trabajos había tenido su mente alejada de ese pensamiento, pero después de volver a ver a Scorpius y sobretodo de verlo con Rose, la hizo sentir sumamente culpable, incluso más que a los 17 años. Lo peor era que no podía compartir ese secreto con nadie, ni siquiera con Helena y eso la agobiaba mucho más. Por eso debía de hacer lo que le había funcionado durante 4 años, mantenerse ocupada en cada aspecto de su vida.

Sin darle más vueltas a su cabeza, se tomó su batido y corrió a arreglarse. Era el último partido de la temporada y tenían que ganarlo.

Como bien le dijo a Philip, Ginny los esperaba ya con un equipo de fotógrafos para entrevistar a cada uno del equipo. Estaba haciendo un reportaje especial, que planeaba convertir en un libro después, de Qudditch en tiempos modernos. Y en esa ocasión le tocaba a Los Pride. No le había contado a su madre acerca de la relación con el guardián, pero por la mirada que le lanzó cuando terminaron la sesión, supo que estaba al tanto y que le molestaba que no le dijera nada.

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