Rumores

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Lily regresó a su casa y respondió una nota, pero no pasó mucho tiempo para que se apareciera en Paris. No lo pensó mucho, nada en realidad. Se cambió de ropa, se puso una boina con un lindo vestido a juego y giró sobre si para tener la Torre Eiffle como destino. Estaba segura de que ver a Philip la ayudaría a aclarar sus ideas y que si últimamente estaba dubitativa era simplemente porque había pasado mucho tiempo con Malfoy y nada con su novio.

Caminó por los Campos Elíseos, considerando que su lechuza llegaría después que ella a la ciudad y que Philip tardaría en aparecerse, pero aprovecharía el tiempo mirando los escaparates mientras recordaba la última vez que había estado ahí con Teddy. Sus padres casi no la dejan ir, ya que era muy joven, pero Teddy y Victorie siempre cuidaron bien ella. Y ahí estaba de nuevo, muchos años después con una duda mental que últimamente no la dejaba dormir.

Unos brazos rodearon su cintura y unos labios se colocaron en su cuello.

—¡No pensé que vendrías! —susurró Philip en su oído.

Lily se giró para quedar frente a él y le respondió con un beso.

—Te extrañaba mucho—murmuró—pero tengo que volver en la mañana, estoy en medio de la misión de los Lestrange.

Comenzaron a caminar, después de besarse nuevamente.

—¿No encontraste nada de utilidad en Albania?

—No—acompañó su respuesta con un gesto—pero mañana iré a casa de los Tonks.

—Espero que termines pronto y puedas disfrutar también algunas vacaciones.

Como era su costumbre infiltrarse entre los muggle, decidieron ir a una café con la vista a la torre iluminada. Por primera vez en muchos días, Lily sintió paz y se dio cuenta que estaba siendo una tonta por dudar de lo que tenía con Philip para a ir a perseguir a Malfoy. Pero esa tranquilidad duró muy poco.

—Lily, aparte de verte, quería que vinieras porque necesito hablar contigo.

Un nudo se formó en su estómago.

—Sé que no he sido muy expresivo en mis cartas, pero estando aquí me he planteado varias cosas que quería decirte en persona.

Ese nudo se subió hacia su garganta, provocándole a la vez una clase de arritmia. Iba a dejarla, seguro se había reencontrado con una novia francesa y se había percatado que ella estaba confundida. Tomó con ambas manos su café caliente y se aferró a él. Miró a Philip fijamente, el cual alzó una ceja.

—¿Estas bien?

—Sí, sí, te escucho—apresuró Lily.

—Bien, pensé en que tú desde que saliste de Hogwarts comenzaste a invertir tu dinero y ahora tienes una casa bonita y a los 30 años no tendrás necesidad de trabajar.

Lily suspiró con alivio, no tenía nada que ver con lo que ella estaba pensando y más bien se trataba de una conversación en la que a Elena le gustaría muchísimo participar.

—Yo en algún momento dejaré de ser jugador profesional y necesito tener ingresos—continuó Philip.

—Puedes dedicarte al periodismo como mi madre—sugirió Lily.

—Tal vez, pero he pensado que me gustaría retirarme y viajar por todo el mundo, disfrutando de mi familia.

Lily volvió a tragar saliva, no sabía a donde iba a la conversación, pero ella nunca había pensado en si misma después de los 25 años ni tampoco sabía qué haría cuando se retirara de Quidditch y ahora parecía tener una conversación profunda con su novio sobre eso.

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