Otras veces.

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---¿Hablas en serio?

---A menos que tú quieras que sea nuestro último encuentro. Me gustaría que nos veamos constantemente. Claro, si quieres...

---Yo... Sí, sí. Mierda, sí.

---Déjame follarte otra vez, Katsuki.

---Te doy el puto privilegio, Izuku.

Como si sus nombres diesen más seriedad a sus afirmaciones, ambos se fundieron en un húmedo beso, lleno de saliva y de mordidas suaves.

Continuaron con lo planeado para esa noche, teniendo sexo durante horas con descanso de apenas minutos. Sabiendo que esto se repetiría, los dos parecían estar menos tensos y más confianzudos.

El sol se coló por las cortinas y el peliverde gruñó en respuesta. El rubio yacía dormido sobre sus colchas, juntos se habían dado un buen baño... Que incluía consigo otra ronda, por supuesto.

Aún eran las ocho de la mañana, por lo tanto no pensaba despertarlo. Lo apretó contra sí rodeando su cintura, se dió la oportunidad de hundir su nariz en el cuello de Katsuki, olfateando su dulce aroma con una sonrisa.

¿Quién diría que se habían conocido en una fiesta y que el cenizo apenas le había prestado su dulce atención?

Había encontrado a su jodido complemento sexual. Como si estuvieran hechos el uno para el otro. Esa sensación tan extraña en su pecho, como si lo conociera desde antes. Algo le hacía saber que le gustaba lo rudo, el dolor, el juego con sus pezones, los besos intensos...

Sabía también que su personalidad era muy dura, terca y a veces, para otros, desagradable. Pero aún así no llegó a importarle ni un poco la cantidad exagerada de insultos que se le fueron dirigidos. Porque sabía que Kacchan era así.

Otra cosa rara. Kacchan, Kacchan, ¿de dónde ha salido? ¿Cómo se le ocurrió tal apodo y cómo su voz se ha adaptado a él de forma tan rápida?

Tenía muchas dudas al respecto de cómo reaccionaba su mente y corazón con ese chico. Por ello, debía mantenerlo cerca. Además de que dos semanas sin sexo fueron un puto infierno.

Besó su piel un par de veces y recostó su nuca en la almohada. Miró esa cabellera en picos desde atrás, contemplando su torso, observando con una sonrisa.

Se pregunta

¿Quién eres, Katsuki?

¿Y por qué no puedo tenerte lejos?

◝───────⊰·•·⊱───────◜

Se despertó sentándose en la cama. Bostezó y frotó sus ojos ligeramente, mirando hacia abajo, tenía algo pesado rodeándolo.

Era un brazo pecoso y lleno de cicatrices. Miró a su costado, al dueño de aquel extremidad. Todo su verde y estúpido cabello caía de una forma estúpidamente atractiva sobre sus estúpidos y hermosos ojos. Estúpido Deku.

Quitó el brazo sobre sí, le costó un poco, el hijo de su bendita madre, muchas gracias por parir tremenda belleza, era pesado y tonificado, entonces forcejeó.

Salió de la cama y de puntillas, caminó hasta salir de la habitación.

Bajó las escaleras hasta llegar a la cocina, abrió la nevera y sacó una botella de agua, notando que el artefacto parecía tener una verdulería entera.

Demasiados vegetales y frutas, es decir, él consume alimentos variados, pero eso era pasarse del límite. Quizás era vegetariano. Pero tenía tocino... ¿Hah? Qué extraño. Debería preguntarle.

Solo de una noche, ¿verdad? [REINICIO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora