Gentileza.

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---. ¡Ya voy, ya voy! .---

No pudo evitar la enorme sonrisa en su rostro. Estaba que le daba hasta ternura ese hombre, carajo.

Se duchó bastante rápido, no quería esperar más de lo necesario, la calentura ya se le estaba yendo y eso significaba pensar con claridad, y si pensaba con claridad se pondría a preguntar cosas tiernas y cursis al cenizo, como por ejemplo, ¿tu nombre es tan bonito como tu cara?

Limpió bien su... Ya saben que cosa, y antes de salir del baño se dió una ojeada en el espejo. Acomodó un poco sus rulos húmedos y sonrió con intenciones de apareamiento. Sabía que estaba bueno, nadie se lo iba a negar.

Salió y notó que Katsuki ya estaba acostado perfectamente, hecho una bolita, con los ojos bien grandes por todo lo que estaba descubriendo solamente con investigar en su celular ¿Cómo es eso de que los hombres tienen su punto de placer en el culo? Dios no es hetero, ya lo tiene más que claro.

Siguiente pregunta, ¿acaso los gays tienen que hacer toda esa preparación cada que quieren coger? Demasiado trabajo. Pero, asume, vale la pena. La incomodidad fue mucha, jamás había... Metido... Fue simplemente nuevo. Y repugnante. Pero si lo ve desde la realidad, tener sexo es asqueroso de por sí.

Izuku aprovechó su distracción para agarrar su cintura y voltearlo, atrayéndolo hacia él.

---. ¿Podemos continuar ya lo que dejamos? .---

Se quitó la camisa que sin razón alguna se había puesto, ¿por qué no se quedaba semi desnudo y ya? Bueno, tenía que devolverle el show que le había hecho, quitándose la prenda muy despacio y tortuoso. Notó la garganta de Katsuki al momento de tragar saliva.

El pecoso portaba un muy buen físico. Sus músculos eran notorios, tenía que pedirle la rutina. De paso el nombre del gimnasio, para poder verlo mientras levantaba pesas. Puede asfixiarlo con esos brazos, él no tiene ningún tipo de problema.

El abdomen marcado, con alguna que otra cicatriz por aquí y por allá... ¿Ya dijo que le encantan sus pecas? Bueno, pues ahora lo repite. A partir de ahora considera que tiene un fetiche con ellas.

Quiere besar todas y cada una.

---. ¿Vas a comerme con la mirada o qué, rubiecito? .---

Frunció los labios, avergonzado por ser descubierto. Ahí se percató de cómo el pecoso tenía su bulto justo en medio de su trasero. Joder. Estaba duro ya. ¿Qué por qué Katsuki parecía haber naturalizado tanto esto? Nunca lo sabremos.

---. ¿Tan rápido te pones duro? Espero que no te corras así también. ---

---. ¿Acabas de decirme precoz? .---

El ceño del peliverde se frunció. Y es la primera vez que eso pasaba, por lo tanto el ojirubí se encogió ligeramente. No lo conocía, eso implicaba correr riesgos de llegar a herir el orgullo de su persona sin siquiera notarlo.

---. Tal vez. ---

Esas provocaciones lo estaban alterando demasiado. Optó por no responder aquello con palabras, sino con acciones. Se inclinó hacia adelante, atrapando los labios del cenizo entre los suyos.

Un beso muy húmedo, caliente, y muy pero muy excitante. Izuku no dejó en paz la boca contraria, no solo besando profundamente y lento, haciendo que Katsuki se retuerza bajo suyo, sino que además de eso, succionaba los labios contrarios, proporcionando ligeras y suaves mordidas.

Ahí, el cenizo descubrió la habilidad de pequitas para chupar. Joder. Sin darse cuenta se descuidó abriendo la boca, queriendo conseguir algo de aire, pues aunque el beso era lento y sereno, se sentía abrumado por el peliverde, siendo notoria la distancia que tenían entre ellos en cuanto experiencia.

Solo de una noche, ¿verdad? [REINICIO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora