୧ㅤ ۫ ⃝̫ ׅcat꒰ch꒱ me ,, yeongyu ㅤ ͡

✧ . No quiero estar aquí 🐈 ◝

"Necesito a Beomgyu a mi lado". Era todo lo que Yeonjun podía pensar en ese momento, mientras el chico de cabello rosa lo dirigía entre oficinas y oficinas del gran y lujoso lugar.

Seojoon chocaba las uñas contra la madera de su escritorio, algo no se sentía bien. No sabía dónde estaba Jiho ni tampoco dónde estaba Doyun, pero no era como si le fuese a importar exactamente.

   La puerta de su oficina se abrió estruendosamente, pasando por ella un Jiho sonriente y suficiente. Yeonjun detrás de él casi pega el grito al cielo, no sabía qué pensar ante la situación, y a juzgar por la cara del de cabello blanco frente a él, no era el único en esa situación.

   —Ahora... arreglen sus diferencias —sentenció el chico gato, empujando al moreno hacia la silla frente a el señor Seojoon.

  Antes de seguir la orden, Yeonjun separó un poco más la silla del escritorio, era intimidante estar a menos de un metro del más alto, Jiho emanaba una sensación de suficiencia consigo mismo, mientras imaginariamente colocaba sus manos en sus caderas y sonreía victorioso. Seojoon miraba al pelirosa confundido y enojado, sabía que era culpa suya que el moreno esté justo frente a él de forma innecesaria por un asunto que era inútil discutir.Jiho suspiró fuerte al ver que ambos estaban callados e incómodos—. Estoy seguro de que hay cosas que debes decirle a este chico, Seojoon —Jiho lo miraba, no lo estaba culpando, le estaba pidiendo que sea comprensivo y humano.

   —No tengo nada de qué hablar —sentenció Seojoon.

   —¿Por qué...? —el moreno finalmente comenzó a hablar, notablemente nervioso—, ¿Por qué simplemente no dejas ir a Beomgyu? —Seojoon respiró hondo, miró a Jiho quien le dirigía una mirada acusatoria disuelta en su gesto suave. Miró otra vez al moreno, quien esperaba una respuesta.

   Seojoon respiró otra vez—. Beomgyu es diferente, serías muy tonto si no lo hubieras notado aún —Yeonjun sintió un escalofrío recordando, aquello era cierto.

   La puerta se abrió de golpe.

   —Entonces... todos estos años —Yeonjun se sobresaltó de golpe y volteó a ver, era Beomgyu, su precioso Beomgyu. Doyun salió de detrás de él, evadiendo la mirada de su notablemente enfadado jefe. Jiho sonrió internamente, aunque no podía reír realmente dada la densa atmósfera. Seojoon estaba a punto de decir algo cuando el más bajo interrumpió.

  —Fue idea mía —admitió el de cabello rosa ante el molesto Seojoon—, sé que es molesto para ti, pero, imagina si algún día alguien intenta separarnos... es lo mismo que sienten ellos —el moreno se encontraba parado al lado del azabache, quien abrazaba el brazo del contrario mientras miraba la expresión del dueño de la compañía, este se sentó y respiró hondo.

  —Todos a excepción de Choi Yeonjun salgan de mi oficina —ordenó el de cabello blanco con voz fuerte.

   Seojoon mantenía sus manos entrelazadas frente a su rostro, mientras Yeonjun intentaba no sentirse incómodo frente a él, era como un cachorrito siendo regañado, le era increíble pensar que el contrario era muy pocos años mayor que él.

   —Estaba a punto de decirlo antes de que nos interrumpieran —Seojoon por alguna razón esperaba contestación de parte del contrario, quien se limitó a mirarlo fijamente logrando un sentimiento incomodo dentro del mayor. Seojoon respiró de nuevo—, Beomgyu es un sujeto extraordinario —comenzó a decir—. Normalmente la gente piensa en los híbridos como una raza inferior, por eso no reciben educación propia, pero en realidad son seres naturalmente inteligentes, pero Beomgyu está fuera de límites, su IQ es bastante más alto que algo promedio.

   —Eso no explica para qué lo alejaste de mí —mencionó Yeonjun automáticamente, y se arrepintió cuando vio la cara del contrario. Seojoon no era una persona a la que precisamente le gusten las bromas. Seojoon respiró para tranquilizarse por última vez.

   —Lo quería para mi empresa. Como algún tipo de desarrollador, incluso comencé los planes para él poco antes de que escapara —admitió.

   Yeonjun salió de la oficina con una montaña rusa de emociones, Beomgyu lo esperaba en el living del primer piso para que "no escuche nada desde fuera de la oficina", miró a Yeonjun esperando respuestas y este le sonrió.

   —Vamonos a casa, Beomgyu —sin dudarlo mucho, el mayor lo abrazó, tan fuerte como nunca lo había hecho.

   Doyun les hizo el favor de llevarlos en auto a su casa, Beomgyu estuvo llorando en la ropa del menor durante todo el camino.

   Yeonjun se sentía feliz, tal vez tener a Beomgyu a su lado no era tan malo después de todo.