ᴰᵒˢ ᴾᵉᶰᵈᵉʲᵒˢ • ᴿᵘᵇᶜᵏᶤᵗʸ

7

Quackity se limpiaba las lágrimas mientras abría todos los cofres de su casa.

— ¿Dónde está? ¿Dónde está?— Quackity decía mientras hacia un desastre en sus cofres— ¿¡Dónde chingados está!?—

El chico cerró el último cofre con mucha fuerza. Quackity estaba sintiéndose en pánico y pateó el cofre.

— ¡Puta madre!—

— Quackity— El menor se detuvo cuando escuchó la voz de Rubius fuera de la pirámide.

Quackity miró el interior de otro cofre, sacando cosas para lanzarlas al suelo.

— ¿¡Dónde mierdas está esa puta piña!?— Gritó el chico pato.

— ¿Quackity, estás bien?— Preguntó Rubius desde fuera— Oye, oigo gritos, ¿Te lastimaste? ¡Quackity responde!—

— ¡E-Estoy bien!— Gritó Quackity dejando caer un cofre que tenía sobre varias piedras, destruyendo varias cosas, luego escucho el gruñido de su oso mascota— ¡Y tú cállate, puto!—

El estrés se iba apoderando más y más de su cuerpo, no podía pensar correctamente y su visión se vio limitada por el llanto.

— ¡Quackity!—

El menor detuvo su llanto de golpe cuando sintió un par de manos sostenerlo de los brazos.

— ¿Rubius?— Preguntó Quackity en cuanto pudo ver el rostro del oso.

— ¿Estás bien?— Preguntó el más alto— ¿Por qué lloras? ¿Ocurrió algo?—

— Sí... Yo, eh, buscaba una piña— Comentó Quackity.

— ¿Una piña?— Pregunta Rubius.

— Luzu me regaló una piña hace tiempo y...— Quackity suspiró— Y me da confort, es una pendejada, lo sé, pero me hace sentir bien cuando me abrumó con todo—

Rubius se me quedó viendo unos segundos y decidió hablar.

— Te ayudo a buscarla, ¿Sí?—

— No— Quackity lo detuvo, tomándolo de la mano— Ya... Ya estoy mejor, me siento bien—

— ¿Seguro?— Preguntó Rubius y Quackity asintió— Bien... ¡Oh, sí! Venía a invitarte a comer algo, ¿Quieres ir al pueblo?—

— Me encantaría— Quackity respondió.

Continuará...