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Rubius no sabe decir en qué momento ocurrió, pero ocurrió.

Han pasado 4 meses exactos desde que su corazón se rompió, 4 meses desde que su casa se redujo a cenizas, y por primera vez en todo ese tiempo, Rubius puede decir que es feliz.

Quackity le ayudó a ser feliz y ahora no se imaginaba su rutina sin el chico mexicano. Rubius está feliz.

Y él no era el único en sentirte así.

Quackity también estaba recuperándose de la traición de Luzu, y Rubius tenía esa aura caótica que se completaba con su propia aura caótica. Hacían una dupla estupenda.

Pero esa aura de amistad no era solamente amistad. Ni Rubius ni Quackity sabían cuando esos sentimientos pasaron a ser algo más.

Pero sí sabían cuando fue el momento donde decidieron dar el paso.

Una mañana cualquiera, Rubius y Quackity habían encontrado cofres fuera de sus casas.

Los dioses tenían una misión especial solo para ellos dos, tenían que ir a buscar dos artefactos antiguos para entregarlo y así recibirían una recompensa.

Rubius y Quackity pasaron cuatro días fuera del pueblo, internados en una jungla húmeda batallando contra enemigos y buscando, pero encontraron lo que buscaban.

— ¡Hicimos tanta mamada para esto!— Gritó Quackity.

Había llegado a un templo y tras vencer a un jefe chetado, subieron a la cima del templo encontraron una gema en forma de corazón.

— Tío, que misión más inútil, ¿De qué sirve esta cosa?— Preguntó Rubius, tomando la joya.

— Pues ya qué— Quackity se encogió en hombros— Hay que volver y ver para qué lo quieren los dioses—

Una vez que Rubius sostuvo firmemente la gema, algo ocurrió, la luz del Sol entró directamente por un tragaluz del techo e iluminó la joya corazón.

Una luz rosada se reflejó y apunto a cada uno de los híbridos, tanto al lado como al pato. De inmediato ambos se sonrojaron.

— Ahí hay una inscripción— Mencionó Quackity mirando el pedestal donde la gema estaba— Dice que está es... La joya de los enamorados—

Los corazones de ambos latieron y supieron que era el momento.

— ¿Quieres tener una cita conmigo?— Preguntaron ambos al mismo tiempo mientras volvían a verse a los ojos.

De inmediato empezaron a reír. Después de todo, solo son un par de pendejos.

Continuará...

ᴰᵒˢ ᴾᵉᶰᵈᵉʲᵒˢ • ᴿᵘᵇᶜᵏᶤᵗʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora