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El viento soplaba levemente y dos híbridos estaban viendo la casa del fallecido Alexby frente a ellos.

— Bien, aquí vamos— Mencionó Rubius mientras usaba las llaves para abrir la puerta principal.

La puerta se abrió, Rubius entró y Quackity lo siguió de cerca. El más alto encendió las luces y se quedó quieto.

— Bueno, si la limpiamos queda habitable— Comentó Quackity sonriendo, pero el sonido de un llanto llamó su atención y se sorprendió al ver que Rubius había empezado a llorar.

— Ay Rubius, ya sé que está casa está fea, pero no es para chillar— Quackity intentó bromear, pero Rubius solo siguió llorando.

Eso era sorprendente, él no vio llorar a Rubius en el funeral de Alexby, lo vio triste, pero no lo vio llorar.

— Él era mi mejor amigo— Comentó Rubius entre llanto— Todos dijeron que yo fui muy frío cuando Alex murió, pero no sé que esperaban de mí. ¡Tuve mi casa llena de Coñitos porque buscaba un sustituto para Titi! Deben saber que no sé lidiar con la muerte y...—

Rubius detuvo su habla para gruñir.

— Yo amaba a Alexby, porque siempre estuvo conmigo— Dijo el oso— Él, Mangel y yo éramos los tres mosqueteros, pero Mangel abandonó Karmaland y Alexby se fue para siempre...—

Quackity empezó a acercarse.

— Perdí a mis dos mejores amigos, perdí a Titi, perdí mis cosas, perdí mi casa... Perdí al hombre que amaba porque mis estúpidas inseguridades se cruzaron en el camino— Comentó Rubius dejando que las lágrimas salieran como cascadas.

— Rubius...—

— Yo no quería entrar a esta casa porque eso significaba tener que aceptar que Alexby no volverá— Rubius entonces se rompió y el llanto ya no era contenido, lloraba a todo pulmón y Quackity lo abrazó.

— Yo estoy aquí...—

Continuará...

ᴰᵒˢ ᴾᵉᶰᵈᵉʲᵒˢ • ᴿᵘᵇᶜᵏᶤᵗʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora