3.1

128 16 0
                                    

La voz que habla en mi cabeza me dice dulces palabras...

-Quiero que me des una sola razón por la que no podés salir -exigí.

-Sencillamente no puedo, Rose, no insistas.

-Esa no es una razón -contesté alejándome de él claramente molesta.

-No hay tal razón -aseguró-. Solo lo se. Llevo acá el tiempo suficiente como para saber que puedo ayudarlos a salir, pero no puedo cruzar -noté por la expresión en su rostro que la última frase se le había deslizado sin querer.

-¿"Ayudarlos"? -pregunté- ¿A quiénes?

Junhui me dió la espalda. Y desconfié. No había desconfiado de él desde que nos habíamos encontrado por primera vez hacia ¿días? ¿semanas? ¿meses? No lo sabía.

-Jun, no voy a irme a ningún lado hasta que me des una explicación que me convenza de salir -sentencié.

No me es posible decir cuánto tiempo estuvimos estáticos en la misma posición. Rodeados de un silencio tan duro y atípico entre nosotros que casi podía palparlo. Jun no me miraba, mientras que yo no quería ver nada mas que no fuera él, porque temía que el desviar la vista me hiciera perderme de cualquier detalle que su cuerpo y su respiración pudieran transmitirme.

Necesito respuestas.

-La salida es el espejo -dijo una vez que decidió voltearse para verme.

Claro que es el espejo. Pensé. Por eso llamó tanto mi atención.

-Entonces vamos -contesté acercándome a él y tomando sus manos.

-No puedo, de verdad no puedo -repitió-. Y lo deseo, hoy mas que nunca quiero salir. Pero realmente no puedo. Ya lo intenté antes -confesó.

-¿Por qué?

-Porque no soy como vos, ni como ninguna otra persona que haya pasado por este lugar. No se si llegué o si siempre estuve acá -susurró con la voz cargada de pena-. Mi piel se quema al intentar cruzar. El espejo me rechaza.

Sus palabras me golpearon hasta destrozarme. ¿Qué significaba todo eso? ¿Hubo otras personas en el Limbo? ¿Por qué el espejo lo rechazaría? ¿Siempre había estado ahí? ¿Realmente no había tenido nada antes del Limbo?

-¿Y tus recuerdos? ¿No son reales? -pregunté tomando su rostro entre mis manos para obligarlo a que me mirara.

-No lo se -respondió-. Soñé cada cosa que te conté. Pero no puedo jurar que fueran reales. El Limbo a veces juega con mi cabeza.

Yo lo sabía. Ese lugar parecía estar vivo, y amaba reírse de quienes nos encontrábamos dentro.

La idea de que yo podía escapar pero de que él debía quedarse me había devastado tanto que ni siquiera pude enojarme con Junhui por no haber sido totalmente sincero conmigo desde el principio.

-Vamos juntos -rogué-. Quizás si estás conmigo puedas salir.

-Rose, no puedo -se lamentó.

Quería enojarme con él. Quería arrastrarlo hasta ese espejo y obligarlo a salir. Quería ser egoísta e ignorar que quizás él no sobreviviría si cruzara, porque yo no iba a soportar hacerlo sin él. Pero no podía. ¿Cómo iba a obligarlo a seguirme si eso significaba que Jun corría el riesgo de dejar de existir?

Supongo que percibió la profundidad de mi tristeza, porque me abrazó con tanta fuerza que parecía estar tratando de juntar los pedazos rotos de mi corazón. Pero ni siquiera el abrazo, aunque era ligeramente reconfortante, lograba hacerme sentir mejor. Besó mi frente con tanta dulzura y delicadeza que a pesar de la falta de palabras, supe que me estaba diciendo adiós.

Pero yo no quería despedirme.

Limbo | Wen JunhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora