Epílogo. Silent boarding gate.

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Creo que soy yo el que no puede dejar ir las cosas. El camino está presente pero no tengo la fuerza para caminar por él.

Junhui estaba muerto de miedo. Sabía que iba a doler. Sabía que nada le garantizaba seguir vivo. Sabía que, a diferencia del resto de las personas, él no era un alma real que tuviera un nuevo cuerpo esperándolo del otro lado del espejo.

Pero también estaba decidido.

-No hay nada para vos detrás del portal -susurró una voz femenina y somnolienta.

-Tampoco hay nada para mí acá -respondió el chico.

-No te atrevas a irte, Junhui -lo reprendió el Limbo.

-No podés decirme que hacer -se rebeló él.

-Incluso si sobrevivís al portal y entrás al mundo humano, nada te garantiza que vayas a encontrarla -le advirtió la voz-. Y si morís, no hay nada mas después, no hay probabilidades de renacer para vos.

Junhui tembló, aunque no supo si el motivo era el frío, el miedo o la rabia.

Claro que temía dejar de existir. Claro que temía llegar junto a los humanos y nunca encontrarla. Claro que temía enfrentarse a un mundo desconocido. Y temía a todas las cosas sobre las que la voz del Limbo le había advertido.

Pero temía mucho mas pasar el resto de la eternidad encerrado en la nada.

Así que, apretando contra su pecho la rosa que había aparecido en sus manos justo después de que ella se fuera, y juntando cada gramo de fuerza de voluntad que había en su cuerpo, Junhui se lanzó al espejo.

Limbo | Wen JunhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora