La Hija Del Predicador

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CONNOR

¿Has notado algo diferente en Olivia? —preguntó mi primo Sawyer mientras se trepaba al árbol para sentarse junto a mí en nuestra rama favorita con vista al lago.

Me encogí de hombros no muy seguro de cómo responderle. Obviamente, últimamente he notado cosas sobre Olivia. Como la forma en la que sus ojos tienden a brillar cuando ríe y que bonitas lucen sus piernas cuando usa shorts. Pero de ninguna manera voy a confesarle esas cosas a Sawyer. Le diría a Olivia y ambos se morirían de la risa.

No —respondí, sin mirar a Sawyer por miedo a que pudiera ver la mentira en mi cara.

Escuché a mamá hablando con papá el otro día, hablando de cómo tú y yo empezaremos a ver a Olivia diferente muy pronto. Ella dijo que Olivia se estaba convirtiendo en una belleza y que las cosas entre nosotros tres empezarían a cambiar.

No quiero que eso suceda —dijo Sawyer con voz preocupada.

No podía mirarlo, en lugar de eso, mantuve mis ojos en el lago.

Yo no me preocuparía por eso, Olivia es Olivia. Claro que ella siempre ha sido bonita, creo, pero eso no es importante. Ella puede trepar un árbol más rápido que cualquiera de nosotros, se prepara su propia carnada al pescar y sabe llenar globos con agua como una profesional. Eso no cambiará. —Miré furtivamente a Sawyer, mi discurso sonó muy extraño, incluso a mis oídos.

Sawyer sonrío y asintió.

Tienes razón, ¿A quién le importa que tenga el cabello como algún tipo de princesa de las hadas? Es Olivia. Hablando de globos de agua, podrían dejar de escabullirse por la noche y lanzarlos a los coches justo fuera de mi casa, mis padres los van a descubrir algún día y yo no podré ayudarlos.

Sonreí al pensar en Olivia, cubriéndose la boca para silenciar sus risitas furtivas ayer por la noche, cuando nos colamos aquí para llenar los globos. A esa chica le encantaba romper las reglas tanto como a mí.

Escuché mi nombre. Será mejor que ustedes dos no se estén burlando de mí debido a este estúpido sostén que mi mamá me hizo usar. Estoy harta de las bromas. Les romperé la nariz a los dos si no paran.

La voz de Olivia me sobresaltó. Estaba de pie en la parte inferior del árbol, con un cubo de grillos en una mano y una caña de pescar en la otra.

¿Vamos a pescar o se van a quedar ahí mirándome como si me hubiera crecido otra cabeza?

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OLIVIA

¿Por qué no podía haber llegado a casa sin verlos? No estaba de humor para jugar a la maldita buena samaritana para Connor y su novia barata. A pesar de que no estaba aquí, Sawyer habría esperado que me detuviera.

Con un gemido de frustración, desaceleré y me detuve junto a Connor, quien había puesto cierta distancia entre él y su vomitiva novia. Al parecer vomitar no era una llamada de apareamiento para él.

¿Dónde está estacionada tu camioneta, Connor? —le pregunté en el tono más molesto que pude reunir.

Él me lanzó esa estúpida sonrisa sexy que sabía hacía a todas las mujeres de la ciudad derretirse a sus pies. Me gustaría creer que era inmune, después de todos esos años, pero no era así.

Ser inmune al chico malo de la ciudad era imposible.

No me digas que la perfecta pequeña Olivia Gray se va a ofrecer a ayudarme —dijo, arrastrando las palabras e inclinándose para mirar a través de mi ventana abierta.

Chico MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora