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—Tu enserio me llevaras a la locura—dijo Evan terminando de colocarse la corbata mientras observaba a la rubia frente al espejo de cuerpo completo acomodarse correctamente el vestido.
—¿Más? ¿Eso es posible?—dijo Venus burlona, terminando de acomodar su vestido y cabello se acercó a Rosier, besando sus labios.
Evan sonrió: —Tengo algo para ti— le dijo una vez que se separaron, metió la mano a su saco y sacó una caja alargada, negra con pequeños destellos blancos y dorados.
Quito la tapa revelando un hermoso collar de oro con diamante, el dije era un corazón rojizo. Scarlett sonrió al ver lo hermoso que este era.
Evan lo sacó con cuidado, para luego mirar a la rubia: —¿Puedo?—pregunto. Venus asintio, dando media vuelta y apartando su cabello. Evan puso la caja en la cama y paso el collar por su cuello.
Lo coloco en su cuello de una manera lenta y con delicadeza, la yema de sus dedos rozaron con su piel. Causando escalofríos en el cuerpo de la rubia.
Venus se dió la media vuelta, acomodando su cabello perfectamente.
—Es hermoso—murmuró subiendo la vista para ver los ojos de Evan—Gracias. Pero yo no tengo nada para ti, y...
Evan la interrumpio atrapando sus labios en un dulce y apasionado beso, que Venus no se pudo resistir a no corresponder, pasando sus brazos por detrás de su cuello, sintió las manos del rubio pasar alrededor de su cintura atrayendola más hacía el.
Al separarse, Evan puso su frente con la de ella, aún manteniendo los ojos cerrados, puso una mano sobre su mejilla: —Te quiero Venus.
Antes de si quiera Venus pronunciará palabra alguna, la puerta de la habitación se abrió abruptamente.
—¡Gracias a Merlin!—exclamo Emma con los brazos hacia arriba—No quería ver a mi mejor amiga y a mi hermano teniendo sexo.
—Siempre tan oportuna. —dijo Evan, sarcástico.
—Lo se, y da gracias a Merlin que fui yo y no otra persona—dijo Emma acercandose a su mejor amiga con una sonrisa pero era por lo despeinada que la rubia se veía.
—¿Que dijo Regulus está vez?—pregunto Venus.
Emma frunció el ceño y nego: –¡Evan a fuera!—se volteo a ver a su hermano.
—Osea me interrumpes y ahora quieres que me vaya. —hablo sarcástico mientras agarraba su saco y salía dando un portazo.
—¿Que pasó?—pregunto Venus al ver su amiga caminar hacia el tocador y tomar el peine.
—Primero que nada, tengo que peinarte y segundo, se algo que no te gustará.
Venus asintió y se sentó en la silla, se dejó peinar por la Rosier.
