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La casa Potter se sentía como un verdadero hogar para Sirius, nada comparado a lo que vivía en Grimmauld Place. Los Potter lo amaban, los padres de James lo trataban como su hijo y James, el lo trataba como un hermano, lo trataban como familia, algo que el siempre quiso, pero que se vio arruinado por la crueldad de su madre, aunque el resto de su familia tampoco se quedaba atrás.
El ambiente cálido se sentía cada mañana al despertar, cómo en ese momento. Sirius salió de la habitación que “sus padres” le habían dado su propia habitación, al tiempo que llegó, aunque anteriormente solía compartir habitación con James, cuando acostumbraba pasar navidad o vacaciones con los Potter.
Cuando bajo a la cocina un delicioso olor a caramelo y miel inundó sus fosas nasales. Entro por la puerta la cual daba directo al comedor donde toda la familia se encontraba, encontró a James fingiendo enojarse con su madre.
—James, cariño, no se cuidan ni ustedes mismos, sobretodo tu y piensas que los dejaré ir al mundo muggle solos. —comento la señora Potter mientras cocinaba y el señor Potter cortaba fruta.
Sirius camino hasta sentarse al lado de James dando los buenos días a sus padres, quien alegres le respondieron con alegría.
—Eso es traición mamá. Además, sabes que Lily es responsable, solo será está vez, acepto salir conmigo...
—Y eso que le costó desde segundo grado que Evans le hablara y aceptará al menos una salida con el—dijo Sirius colocando una mano en el hombro de James como apoyo.
Euphemia suspiro, mientras se daba una media vuelta y los miraba a ambos.
—¿Puedo confiar en que no harán ninguna broma y se comportarán frente a los padres de Lily?
—Lo prometo mamá. —dijo James, alzando una mano y la otra poniéndola en su pecho.
—¿Sirius?
—Tambien prometo comportarme y no hacer ninguna tontería frente a los padres de Evans. Aunque, aún no se porque yo tendría que ir, se supone que solo es una cita entre Cornamenta y la pelirroja. —dijo Sirius mientras tomaba un poco de fruta del plato que Fleamont les había dado.
—McKinnon estará ahí. Lily dijo que estaba algo, aflijida porque sus padres se fueron de vacaciones sin decirle, así que para que no se vuelva un mal tercio y algo incómodo, tu estarás ahí amigo mío—dijo James, poniendo una mano en el hombro de Sirius y recibiendo una sonrisa sarcástica de su parte.
James negó con la cabeza, mientras suspiraba. Sabía que había una razón por la que. Sirius había aceptado el reto de Venus, pero el ojigris se negaba a decírselo, no quería pensar que tenía algo que ver con sus padre o con el, pero no es tampoco como que tuviera otra opción. Tomo el periódico del profeta que su padre había dejado sobre la mesa, cuando se levantó rápidamente y susurraba algo en el oído de su madre.
