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Venus miraba con decepción a su hermano menor al encontrarlo junto a Lydia en la cama. En donde ambos parecían lucir...felices.
A su lado, Emma, tenía una mirada que no supo identificar, pero sin duda, supo que debía sacarla de la habitación si quería evitar dos homicidios.
La imagen se reproducía con horror en su cabeza. Lydia abrazada a su hermano menor, mientras que la pelirroja tenía una sonrisa en su rostro, Regulus simplemente dormía con los brazos extendidos, con el seño ligeramente fruncido.
—¡Regulus Black!—soltó Emma, cerrando la puerta de un fuerte golpe, uno que hizo que tanto como los dos Black en la habitación y la pelirroja se sobresaltaran.
La primera imagen frente a Regulus, era una que jamás olvidaría. Emma Rosier estaba enfadado con el, y eso solo significaba una cosa. El iba a morir y debía correr por su vida.
Al ver a Emma de brazos cruzados, lo único que hizo y se le ocurrió fue mirar a la puerta y después a Emma, para después mirar a su hermana, que mantenía su vista en Lydia, a quien no miraba muy bien, mientras que la pelirroja tenía una sonrisa un tanto cínica en su rostro, mientras miraba a Rosier.
Regulus en tan solo un segundo hizo que Lydia terminará en el suelo al empujarla de su cama y tratar de correr hacia la puerta, algo que no fue logrado con éxito en el momento que Venus se puso frente a la puerta y lo hizo retroceder.
—Hermanita, Mi dulce criatura. —Regulus miro a ambas rubias con nerviosismo, mientras Lydia aún en el piso, miraba indignada el que Regulus aún no fuera a ayudarla a levantarse. —¿Que hacen aquí?
—La pregunta, hermanito, debería ser; ¿Que hace la loca de Crabbe aquí?—Venus se cruzó se brazos, poniéndose del lado derecho de Regulus, mientras Emma se ponía del lado izquierdo.
—¿Disculpa?—Lydia se levantó del suelo acercándose a Venus.
—No te disculpo. Así que cállate y siéntate antes de que Emma te asesine en menos cinco segundos. —la mirada que Venus le dio a Lydia, no se comparaba con la que Emma tenía sobre Regulus.
—Emma...—dijo Regulus mientras bajaba la mirada huyendo de la mirada de la rubia.
—Silencio. —Rosier levantó una mano frente a el rostro del Black menor, haciendo que inmediatamente se callara. —Me dejaras hablar y después me iré de aquí. Y me aseguraré de no verte el rostro hasta nuestro compromiso, si es que, todavía lo quieres, porque si no es así, lo entiendo. Te gusta la cabeza de zanahoria, está bien, no tengo problema con ello, pero que me veas la cara de estúpida, jurando amor, algo que no existe entre nosotros, o al menos de tu parte. Es es algo bajo.
—Emma, escúchame...
—No me fuiste infiel, porque ni siquiera, una relación teníamos. Y...¿Sabes que? No tengo porque estar perdiendo mi tiempo... El compromiso se acabó. Ahora sí, puedes ser libre, lo que tanto deseas.
