ARREPIENTO

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-perdone por la incomodidad - dijo uno de ellos a mis espaldas mientras prendía las velas de las ofrendas.

-Digame - era muy hipócrita de mi parte solo parecía un hombre normal, el atuendo de monja cambiaba mucho la percepción de las personas, y el valor de la fe que se podía entregar.

-puedo hablar con el padre deseó confesarme- lo mire de arriba abajo.

-no está a salido temer por su alma puede confesarse contigo- solo se perzino, no se quitó la capucha tomo su arma y salió del lugar saque el aire que llevaba adentro junto con impotencia.

La mayoría de ellos era de una estatura promedio, se veían fuertes a simple vista algunos no terminaron ni la primaria y estaban aquí.

Otros se escondían de delitos tan grandes que no tiene nombre ni siquiera llamarlos , todos trabajan por estaciones y estaban comunicados sabían cuál era su trabajo, eran fríos y la mayoría se entusiasmaba a no tener nada que perder.

A uno le mataron a su madre justo cuando entró, consumía drogas y necesitaba pagar su deuda , mientras tanto otro mato a su mujer a golpes, cadena perpetua, no obstante no se lograron los cargos y lo dejaron libre al año, simplemente entró por gusto, era el primero en gritar mientras pasaban las chicas.

El líder estaba perdido fraude , la venta ilegal de armas y drogas, pero eso no lo detendría el recibía la mitad de la mercancía desde estados Unidos mientras los demás se escondían en cuevas , avían utilizado a doña Leticia para que les hiciera de comer ahora que ya no la tienen van de casa en casa.

Y ahora me toca a mi, todos se miran con odio sus ojos emiten cansancio, el sueño en sus ojeras los devora poco a poco, el olor a odio los corroe por todo el cuerpo, no han tomado un baño en días, su salud y heridas eran aún mayores morían sin darse cuenta.

No son todos emiten una media sonrisa, jamás le harían algo a una monja pero al fin y acabo también soy mujer.

-que linda carita - dijo uno de ellos viendo a las demás yo solo me quedé sentada y paralizada con los ojos abiertos viendo a la puerta y un tenedor a la izquierda.

Traían radios todos y cada uno en lugar de teléfonos, algunos estaban heridos otros solo jugaban con ellas medallas de la virgen o de dios , que cristo crucificado, o la muerte a su alrededor.

Todos católicos yendo a la iglesia los domingos para buscar al padre.

Avían dejado las niñas estaban algo presionados Emma decía que avían detenido al papá del líder uno de los carteles de la competencia tenían que recuperarlo era casi más alto que ellos enojo y estricto para ellos todo era trabajo.

-quisiera confesarme señorita - dijo de nuevo era otro hombre sus ojos eran claros sus manos estaban llenas de tierra tenía heridas, algo profundas.

-el padre no está - conteste.

-Solo quiero hablar con alguien - se quitó la capucha, gran error de su parte, lo que me hacía pensar que aún tenía corazón,era un chico, muy joven para lo que se decía entre al confesionario y respire profundo.

-adelante - dije mientras lo veía, las puertas estaban cerradas me acomode.

-Perdone por qué he pecado debe saber que no eh entrado a una iglesia desde hace ya 5 años- no lo mire ni siquiera a la cara.

No tenía la vergüenza de hacerlo, por qué en mi cabeza solo quería matarlo de el enojo que mi sangre comía.

-Vi morir a mi madre y ahora lo hago con personas todo el tiempo, abuse de la inocencia de un menor - mi quijada se puso dura eh intenté pasar saliva.

-No puedo con mi conciencia ni si remordimiento y me arrepiento- casi lloraba y yo con el.

-Su arrepiento no le quitará o le dará la vida a esa alma que dejó vagante, creé que su madre estaría orgulloso de sus actos - por una vez lo mire con enojo.

-Se que es de enojo, pero no puedo más - respire profundo y salí directo hacia el.

-no puede más por hacerlo o por qué creé que lo hice mal a mi ver el arrepentimiento aún no cesa - dije viendo al frente.

-no ha estado en mis manos salvarlas solo me arrepiento - me guarda a el enojo.

-Como se atreve, no hay justificación para lo que ha hecho - mis ojos mis manos temblaban pero estaba enojada.

-no hay justificación lo sé y estoy dispuesto a entregarme pero también tengo familia - le di una cachetada.

-Ella también y también tenía sentimientos y todas las demás- me detuvo.

-se que está enojada - se quedó callado.

-no hay nada que pueda hacer solo rece, pero el alma que a atacado y por la familia que a dejado sola- lo saque de la iglesia y llore durante mucho tiempo.

Aunque se arrepienta la familia no a perdonado nada.

-deceo de todo corazón que a su familia no le pase lo que ocurrió con esas niñas- las lágrimas bajaban por mis mejillas y se quedaban en mi garganta.

-Yo me arrepiento totalmente- trago saliva.

-No es suficiente, ayudeme, salve a los niños que quedan- levantó la mirada, el también lloraba.

-Su llanto no cambiará nada, así nos decían, el llanto no sirve de nada- respire profundo, me trague las lágrimas.

-Mire les dispara frente a ellos, los hacen trabajar, mire a esos niños y veía, a sus hijas, mire a esas mujeres y vea, a su esposa, mire esos hombres y dese cuenta que puede ser su reflejo- creer la puerta y lo deje afuera.

EL VIAJE DE LAS LIBELULASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora