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-¡SON UNOS MALDITOS DESGRACIADOS!

Un hombre alto de cabello rojizo golpeó la mesa con sus puños, haciendo volar los papeles y brincar los sellos abruptamente, incluso sus sirvientes y las personas presentes en la sala agacharon la cabeza. Solo un sirviente de baja estatura corrió inmediatamente a levantar todos los documentos y acomodarlos en su sitio, como si Lord Iwao no estuviera echando humo.

-¡Debería arrancarles las alas y dárselas de comer a la reina!... ¡NO! ¡Mejor aún, podría arrojarlos a todos ustedes bola de inútiles! ¡MALDITOS HIJOS DE PERRA! -Con ira golpeó todos los documentos que estaban siendo apilados en el filo de su escritorio, el pequeño sirviente sin ninguna molestia volvió a recogerlos.

El hombre se dejó caer pesadamente en su silla y sujetó entre sus dedos el puente de su nariz, frente a él, estaban los siete capitanes de filas de las cacerías y atrás de ellos un grupo de guardias cuidando la entrada del pabellón, afuera los murmullos de las personas sonaban como cigarras anunciando la temporada de lluvia.

Lord Iwao era bien conocido por su temperamento y los fuertes castigos que imponía, tal parecía que nunca abandonaba su rol de juez ni dentro o fuera del pabellón.

Sveta estaba entre la multitud y a su lado Tooth que se estiraba en un vago intento por mirar lo que ocurría, ya había escuchado el grito molesto del juez y los sellos caer al suelo. A lo lejos había un grupo de mujeres y niños vestidos de blanco con capuchas, Tooth se sujetó de la falda de su tía luego de que sintiera como los adultos comenzaban a empujarse hacia al frente ansiosos por escuchar el veredicto.

-Tal vez los exilien-dijo una señora en voz baja a su vecina

-Sería una gran suerte para ellos si hacen eso- replicó mientras se cruzaba de brazos

Sveta abrazó a Tooth y comenzó a salir de la multitud. - ¿Nos vamos a ir? - Tooth empujaba discretamente a todos para abrirse paso, no recibió respuesta, pero si se estrelló contra el mandil del alfarero, Sveta lo tiró del brazo y salieron de ahí.

- No, vamos a ver como termina esto - Acto seguido se inclinó al menor sacando un pañuelo de uno de los bolsillos de su cinturón y limpió la cara cubierta de barro. - Listo

-Pero, no logro ver nada desde aquí- dijo Tooth mientras miraba molesto a la gran multitud

-Ellos tampoco verán nada desde la primera fila, además el castigo que reciban lo veremos todos

-¿Crees que los exilien?

Sveta no dijo nada levantó los hombros y tomo a Tooth de su mano y caminaron a una zona mas tranquila bajo la sombra de un árbol, sus ojos miraron con tristeza a las familias, la noticia fue un golpe fuerte dejando en shock a todos, las familias de los Smothering que murieron en la cacería no se habían pronunciado en lo mas mínimo, incluso los niños mas pequeños reflejaban confusión ante la situación.



Dentro del pabellón Lord Iwao seguía en silencio y golpeando el borde de la mesa con su dedo índice haciendo un ¡Tack! en la madera que no hacía mas que inquietar a todos los presentes.

-S-señor... hemos traído metal y comida suficiente para el invierno...

Uno de los hombres habló y pronto cerró la boca cuando la mirada anaranjada del juez se colocó sobre él. El hombre se inclinó en su mesa y sin quitar su vista del sujeto preguntó
-¿Crees que me importa las baratijas que trajeron?

Uno de los hombres se apresuró en dar un paso al frente e inclinándose dijo -Perdónelo señor no es lo que quiso decir, él...

-¡¿NO TIENE BOCA PARA HABLAR POR SI SOLO?!- El hombre exaltado se levantó con furia arrojando su silla al suelo, los siete capitanes se arrodillaron uniendo sus cabezas al piso

El guardián dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora