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𝗔𝗱𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮: 𝗨𝗻𝗮 𝗰𝘂𝗰𝗵𝗮𝗿𝗮𝗱𝗶𝘁𝗮 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼 𝗲𝘅𝗽𝗹í𝗰𝗶𝘁𝗼 (𝗰𝗮𝗱á𝘃𝗲𝗿), 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗮𝗱𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗲 𝘁𝗲𝗻𝗴𝗮𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗿𝗲𝗼𝗰𝘂𝗽𝗮𝗿...𝗖𝗿𝗲𝗼.


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Los niños terminaron el trabajo justo a tiempo, un vikingo vino a avisarles que el barco de los Berserkers ya había llegado, acumularon sus herramientas de trabajo en una esquina y ayudaron a desatar a Brutacio víctima de Brutilda.

Hipo sentía un poco de alegría de pasar tiempo con el grupo de los niños, no lo molestaban y solo se quejaban de las tareas, a veces salían con alguna locura que los hacía reír, y también estaba Astrid que caminaba a su lado y daba comentarios de manera casual. Sin tanto trabajo parecía que al fin estaba forjando una pequeña amistad con la vikinga y todo este sentido de integración era cómodo.

Cuando llegaron al muelle este ya estaba repleto de vikingos y el Barco de Oswald el agradable fue el primero en atracar. Apareció un hombre alto de complexión robusta con cabello marrón rojizo y una barba bastante cuidada, un hombre bastante agradable a simple vista.

Su padre lo recibió junto con Bocón y el hombre sonrió ante su presencia, su sonrisa mostraba mucha felicidad y simpatía, demasiada, para una persona normal.

-¿Ese es el famoso Oswald el Agradable? Si que le hace honor a su nombre -Dijo Brutacio

Del barco comenzaron a desembarcar varias cajas y costales, rodaban barriles y caminaban con grandes atados de extrañas verduras.

-¿Oigan son ellos? -Patapez señaló a un par de niños, había un niño alto con un casco que cubría toda su cabeza excepto su rostro, armado con una espada reluciente en su cinturón y detrás de él una niña pequeña de cabello negro con dos trenzas abrazada a un hacha adecuada a su medida.

-Estoico déjame presentarte a mis dos hijos, este valiente guerrero es Dagur -sujetó al niño por los hombros- y esta hermosura es Heather -acercó a la pequeña y la posicionó a lado de su hermano.

-Es un gusto poder conocerlos -Extendió su mano a cada uno y los saludó cortésmente, aunque la pequeña tardó un rato en responder sintiéndose intimidada por las grandes manos -Solo había escuchado de su nacimiento por correo.

Estoico dio una mirada a Hipo y el pequeño enseguida captó el mensaje, se separó del grupo de los niños y corrió entre la multitud para acercarse a su padre.

-Eso... no fuiste el único, las tormentas de aquella época impidieron la visita de muy buenos amigos estoy muy agradecido por los obsequios que enviaste. - Estoico empujó a Hipo delante suyo, el niño se tambaleó y enseguida Estoico lo enderezó colocando sus grandes manos sobre sus hombros.

-El es Hipo

Solo eso, Hipo.

No había más que decir, Hipo mantenía su cabeza agachada y sus manos jugaban entre sí, el calor se acumuló en su hombro, la mano de su padre empezaba a ser molesta, se sentía como un hormigueo, quería quitársela; Hipo había seguido las ordenes de Cynder, cubrió su hombro con vendajes y usó ropa que cubriese la evidencia.

Sin embargo, ahora eso parecía no ser lo único importante. Todos saben que la primera impresión es importante y parece que logró algo, porque Oswald se veía muy confundido.

El guardián dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora