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Hipo terminó de merendar un pan y una taza de leche. Y no es que no hubiese comida en la casa, al contrario, las alacenas estaban llenas de pan, las vasijas tenían granos, verduras y aceite e incluso la canasta estaba llena de carne seca. Pero por orden de su padre no tenía permitido cocinar, el miedo de Estoico no era que Hipo se quemara, su temor era que desperdiciara toda la comida, puede que si tratase de hacer una sopa quemara los granos o que no supiera cocer en el punto perfecto la carne.

Hipo no se lastimaría cocinando de eso estaba seguro, la suerte del niño era invertida, la casa podría caer sobre él, pero Hipo quedaría parado en medio de los escombros sin ningún rasguño, como mínimo cubierto de polvo, pero hasta ahí.

Hipo se levantó de la mesa y dejo la taza en el mesón de la cocina, hoy su padre tampoco regresaría a dormir.

Se acostó en su cama dejando la ventana abierta, la luna iluminaba de una forma bonita la habitación, abrazó a su peluche y cerró los ojos. No tenía idea de cuánto tiempo paso, pero aún no había caído en el vacío del sueño, se dio varias vueltas en la cama, se arropo, se desarropo, quito la almohada de su cabeza, se colocó la almohada en la cara, pero su cuerpo no se lograba acomodar.

Hipo recordó el brazalete que le dio como promesa a Tooth, ¿Aun lo tendría? ¿O ya lo arrojo a algún lugar?

Ese brazalete era lo único que tenia de su madre, ella misma lo había forjado.

Hipo comenzó a llenarse de nostalgia, la madrugada parecía tener una influencia sobre los sentimientos de las personas, las hacía sentir más vulnerables y sensibles. Hipo extrañaba mucho a su madre, no tiene un recuerdo con ella, solo historias que Bocón y su padre le habían contado.

Su madre murió cuando él tenía 1 año. Un barco de mercaderes extranjeros llego a Berk con telas, perfumes, utensilios y joyas. Eran dos barcos cargados y se hizo un buen intercambio, después de 4 días los barcos se fueron. Pasaron dos semanas y una extraña enfermedad apareció, era una gripe, las personas que se contagiaron solo presentaron una leve fiebre y un poco de dolor en la garganta, Gothi les receto un brebaje de hierbas y alcohol. No se le dio mucha importancia se creía que la gripe debió ser por el cambio de clima y no fue hasta que uno de los enfermos empezó a toser sangre que todos en la isla se alarmaron, Gothi no encontró una cura, mezclo varias hierbas, hizo toda clase de brebajes y tratamiento para los enfermos, cuando parecía que una medicina aliviaba el malestar, la tos resurgía con fuerza y era como si los infectados escupieran sus propios pulmones.

Alrededor de 220 vikingos hombres, mujeres y niños murieron y entre ellos estaba la madre de Hipo, Estoico se quedó con ella en todo momento y no le importaba estar expuesto a la enfermedad, pudo ser un acto irresponsable tomando en cuenta que tenia un hijo pequeño que cuidar, pero en ese momento Estoico decidió ser egoísta y quedarse a lado de su esposa sujetando su mano y cantando para ambos aquella canción que escribieron en verano.

Bocón le dijo a Hipo que su madre sabía que iba a morir pronto y en varias ocasiones aprovechaba que Estoico salía a conseguir más medicina para aliviar el dolor en su pecho y garganta y se escabullía de su cuarto a la cuna cubriendo su nariz y boca con un trapo, se quedaba ahí por un largo tiempo y cuando Estoico la descubría discutía con ella por su irresponsabilidad de acercarse a su hijo estando enferma, bastante irónico, pero a Valka no le importó, muchas veces se había escapado de su cuarto para mecer la cuna del bebé cuando lloraba o hacer juegos con su peluche favorito, incluso con su voz rota y la garganta ardiendo por las llagas Valka exhala suavemente las notas de varias canciones para arrullarlo.

Una noche se sentó en el piso y acercó su mano a su hijo, el pequeño la tomó con cariño y felicidad, cuando Estoico regresó su esposa había cerrado sus ojos quedando recostada en la cuna y con Hipo sujetando su mano creyendo que su madre se había dormido. Hipo se extrañó al no volver a su madre, el niño había llorado varias noches y Estoico se había alejado de él un poco, Bocón tomó la responsabilidad de cuidar a Hipo en ese tiempo mientras Estoico limpiaba la casa y guardaba duelo.

El guardián dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora