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El viejo Nándor era un hombre conocido por su calma, es un viejo al que podrías mirar de lejos y te causaría una búsqueda de paz interior, siempre en su jardín cuidándolo, sentado bajo los árboles, sentado en la entrada de su casa bebiendo té o de pie junto a un arroyo con los ojos cerrados escuchando el agua, un viejo dragón soñador.

Serkan apreció la belleza que tenía frente a él, un jardín vivo y la fragancia de las flores que se acoplaban en el ambiente de una manera mágica. El techo de la casa estaba cubierto por hiedras de flores blancas, sin duda este sitio tenía un aura diferente al resto de la aldea.

El viejo estaba sentado debajo de un ciruelo, en su mano sujetaba un bastón y mantenía los ojos cerrados.

—Buenas tardes, señor Nándor —Serkan saludó aun estando lejos dando a notar su presencia; el anciano no pudo evitar que la extrañeza atravesara su rostro y se levantó a recibir al capitán.

—Buenas tardes Capitán Serkan

—Debo confesar que este sin duda es el jardín más bonito que he visto y tal vez el único. —Serkan se detuvo a solo un metro de distancia del anciano con sus brazos por detrás de su espalda inspeccionando el sitio.

—Se lo agradezco —El viejo golpeaba con sus dedos la cabeza del bastón— perdone mi inquietud, pero ¿A qué se debe su inesperada visita?

—Ah bueno, me gustaría hablar con su nieto

—¿Tooth?

—Así es

—Eeehh... Bueno, creo que está en su habitación iré a llamarlo. —El viejo se alejó despacio, el capitán se divertía con su preocupación, estaba casi seguro de que sabía el porqué de su nerviosismo, él nunca había tratado de frente con los Furia Nocturna, el viejo Nándor siempre estaba en su jardín, su hija tenía un carácter similar al de una anguila y su nieto era un niño que se balanceaba entre ser problemático y tranquilo, una vez tuvo que separarlo de una pelea con otros niños, lo trajo hasta la casa con la nariz sangrando y un ojo morado.

La casa Strike contenía dragones bastante fuertes, pero también era la casa más olvidada, al menos en esa isla porque aparte de los Furia Nocturna nadie más pertenecía a ella, las otras especies vivían en otros nidos y nunca emigraban, por buenas razones.

Serkan arrancó una flor y jugó con ella apretando sus pétalos, escuchó varios reclamos apaciguados por las paredes, fingió no escuchar nada; pasaron varios minutos y después sintió la mirada del menor en su espalda y luego las pisadas nerviosas sobre el sendero de piedra.

—¿Capitán?

Serkan lo observó con una sonrisa—Hola Tooth ¿Cómo estás? —El niño jugaba con sus manos y miraba hacia la entrada de la casa, el capitán repitió la acción observando la tela blanca de la túnica del anciano desapareciendo. —Vamos a caminar un rato —Tooth asintió.

Serkan miraba el paisaje de la playa con una leve sonrisa y una tranquilidad bastante aterradora, Tooth estaba en su habitación leyendo un aburrido libro de plantas cuando su abuelo entró preocupado "El capitán de los Smothering te está buscando" Tooth sintió que su alma salía un momento y su cuerpo enfermó, le costó mucho trabajo caminar y bajar las escaleras, el capitán Serkan tenía un temperamento estricto, la última vez que trató con él terminó por sacarle el aire de un solo golpe para detener la pelea entre varios niños molestos y luego lo arrastró por la oreja hasta su casa. Incluso a pesar de que los Smothering son dragones pequeños, Tooth sentía un poco de temor hacia ellos, varios dragones grandes les temen en secreto, sobre todo los Armorwing.

Un escalofrío subió por su espalda, habían caminado un buen rato por la orilla y hasta ahora no había dicho nada, solo comentarios simples como "Mira una caracola" "La gaviota es muy bonita" y "El mar es realmente hermoso".

El guardián dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora