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-Existen personas que cometen crímenes terribles por ser codiciosos y egoístas, yo soy el egoísmo en su mero esplendor

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-Existen personas que cometen crímenes terribles por ser codiciosos y egoístas, yo soy el egoísmo en su mero esplendor.

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El clima era casi perfecto pues el sol no calentaba demasiado como para ser molesto, cielo azul y brisa fresca.

Makima salió de la academia tenía que cumplir una misión que fue asignada por los mandamases, cuando bajaba por las escaleras se encontró al profesor Gojo de frente.

-¡Makima!-El peliblanco sonreía ampliamente por encontrarse a la chica pelirosa antes de que se fuera a una misión.

Makima era sumamente solicitada para realizar tareas muy complicadas por lo que era raro verla en la academia.

-Profesor Gojo-Saludo ella con su característico tono suave.

Ella se inclino un poco a la izquierda para ver al chico que acompañaba a Satoru, el muchacho tenía cabellera negra, ojos decaidos y adornados por grandes ojeras.

-¿Quién es?

-Yuta Okkotsu, mi nuevo estudiante pero no te pongas celosa qué tu siempre seras la número uno en mi corazón-Ella junto la palma de sus manos y cerró sus ojos para después sonreír.

-Me alegra escuchar eso-Los modales de Makima la obligaron a saludar a Yuta-Bienvenidos Yuta, si necesitas ayuda con cualquier actividad no te reprimas y buscame.

-No le creas, Makima es la persona más ocupada del mundo-Gojo tenía una expresión burlona en su rostro-Rara vez podrás encontrarte con ella.

-Mucho gusto, Makima-El pelinegro parecía muy tímido para el gusto de la mayor, aun así disimulo bien su mueca de desagrado para tomar su mano y estrecharla con cuidado.

-Tengo que irme, una misión muy importante se presentó en los suburbios-La joven pretendía irse y deslindarse de la situación pero su profesor la detuvo con una señal bastante molesta.

-Ara ara~ la oportunidad perfecta para que Okkotsu aprenda algo de los estudiantes de tercer año-La pelirosa se tenso un poco pero no se negó a ayudar.

-Yuta ¿quieres venir conmigo?-Makima no espero respuesta y comenzó a caminar en dirección a su destino.

Gojo le dio unas palmadas a Okkotsu y le indico que fuese tras ella.

-Es muy fuerte, puede manejar la situación igual que yo.

Yuta

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Yuta.

Makima senpai observaba el lugar detalladamente, sus expresiones faciales no me dejaban muchas respuestas acerca de la situación por lo que sólo me limite a seguirla.

-La maldición debe estar en ese edificio-Dijo señalando un antiguo edificio a las afueras de la ciudad.

-¿Puedes sentir su presencia maldita?-Pregunte asombrado por la distancia en que ese lugar se encontraba.

-No, tengo un muy buen olfato-Ella coloco su dedo índice sobre su nariz y me dio una sonrisa que inspiraba confianza.

Entramos al edificio con cuidado de no ser bruscos al pisar los escalones pues los cimientos estaban deteriorados.

Makima piso el ultimo escalón y este se hundió, me apresure a ayudarla.

-¿Estas bien?-Mi mano reposaba sobre su cintura, ella solo me miraba sin expresión alguna hasta que su vista se enfoco en mi mano-¡Perdón!

Me aleja rápidamente para no incomodarla más de lo que ya lo había hecho.

-Gracias por salvarme.

Gojo.

Le di un sorbo a mi café y observe mi reflejo en el líquido negro, la imagen de Yuta y Makima invadió mi mente, sabía que podía estar tranquilo pues ella era una hechicera de mi calibre.

Aun así...

Makima.

La maldición estaba en el siguiente piso, podía oler su asqueroso cuerpo.

No era para nada especial, un hechicero de primer año podía con ella sin problema alguno. Incluso Yuta sería capaz de exorcisarla sin dificultad.

-Mira-Le señale al monstruo de aspecto demacrado y gran altura-¿Quieres matarle?

-No se como hacerlo, Rika solo sale cuando ella quiere...

-En ese caso-me puse de cuclillas e invoque un arma maldita, más específicamente una espada-Puedes tomar esta Katana.

Le extendí el arma pero Yuta tardo algunos segundo en tomarla.

-Gracias.

El pelinegro tenía potencial, estaba segura que podía superar a Gojo pues tenía esa mirada bastante peculiar, llamaba mi atención.

Mordí mi labio inferior cuando la maldición tomó a Yuta por el brazo y lo arrojó contra un muro, podía no hacer nada y dejarlo morir pero Gojo me lo había confiado.

-¡Deja de dudar!-Le grite en un tono relajado para no ser dura con él-¡Tu puedes!

Yuta lo corto por la mitad como si fuese mantequilla, esa cosa empezó a desintegrarse por lo que aplaudi el logro de Okkotsu.

-¡Muy bien!

Yuta

Me confíe demasiado por concentrar toda mi atención en Makima y lo linda que se veía sonriendo de esa forma, tanto que mo vi a la maldición que estaba tras de mi.

-Bang-Fue lo único que salió de los labios de la pelirosa, ella apuntó su dedo como si fuese una pistola y la maldición explotó rápidamente.

Lo había derrotado solo con apuntar sus dedos, una gota de sudor descendió por mi frente y agradecí que seguía con vida.

-No bajes la guardia-La pelirosa me quito la espada-Es de Maki, ella se molestaría si rompo una de sus armas.

Gojo.

Me puse de pie al ver como mis dos estudiantes entraban por el jardín con una sonrisa en sus rostros, a Yuta se le veía demasiado relajado y en confianza junto a Makima.

-¿Como les fue?

-Muy bien.

-Regresamos con vida, eso debería darte una respuesta-La pelirosa siempre me vacilaba, tomé su oreja y tire un poco para reprenderla-No puedes ponerme una mano encima, es ilegal.

-Ilegal es burlarte de tu profesor con tanto descaro, Mocosa.

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