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Las maldiciones fueron derrotadas con facilidad y para sorpresa de todos ninguna se atrevió a tocar a Makima pese a que ella ni siquiera trató de defenderse.
Gojo se apresuro a tomar el rostro de la chica entre sus manos y revisar si no tenía ninguna herida visible.
—¿Estas bien?
—Si–Los ojos de la pelirosa se abrieron de más al sentir el roce de la piel de su profesor contra la suya, se sentía bien.
—Yuta, ¿Podrías decirme que tiene?—La voz de Satoru se escuchaba un tanto amenazante.
—Se tomó un frasco completo de jarabe para la tos—Gojo suspiro y decidió no culpar a nadie, además Makima estaba muy tranquila para estar drogada.
Lo primero sería ir con leiri para que la revisara y comprobará que estaba bien.