Capítulo 3

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Año 120 d.C. 9 años.

Sentí mis lágrimas caer y mi vista estaba borrosa. Ahora cuadraba todo, Harwin siempre nos cuidaba bien, quizás demasiado, le veíamos como un segundo padre, siempre estaba presente cada vez que nació un hermano mío... Y lo sabían todos, hasta Criston... No me di cuenta y me choqué con Harwin Strong, este se le veía enfadado y ofuscado. No podía pensar bien a causa de los efectos del té y por el shock.

- Princesa, ¿se encuentra bien?

- ¡¿Es verdad?!

- ¿A qué se refiere princesa? - Pregunta confuso.

- Dime si lo es o no - Contesto seria.

Criston Cole me mira confundido, pero cuando entiende a que me refiero agacha la cabeza. Mis ojos se llenaron de lágrimas otra vez y no puede evitar marcharme de allí. Quería estar lo más lejos de todos. Me odio, odio todo de mí. Odio saber que no soy legítima, que no merezco el trono de hierro. Odio ser un error. Odio a mi madre y a mi padre por mentirme. Odio a todos. Cuando por fin llego a mis aposentos lo primero que hago es tirarme a la cara, no quiero hablar con nadie, no quiero ver a nadie. Tan solo quiero llorar... Porque hoy ha sido la primera vez en mi vida que he llorado tanto y que tantas cosas malas pasaron.

Mientras tanto...

La voz de Rhaenyra resonó por la habitación, la reunión estaba por terminar, pero ella tenía algo que decir.

- Esperad, deseo hablar.

- Sentaos - Ordena el rey y a continuación Rhaenyra se pone en pie para hablar junto Alicent.

- Últimamente, he notado ciertas desavenencias entre nuestras familias, mi reina. Si os he ofendido de algún modo, me disculpo. Pero somos una casa. Y... hace tiempo éramos amigas. Mi hija Selaena heredará el Trono de Hierro. Y dado que vuestros hijos, Aegon y Helaena se van a casar. Sugiero que la prometamos con vuestro hijo, Aemond. Ambos niños se llevan bien, se tienen cariño y quizás cuando sean un poco más mayores generen sentimientos entre ellos. Seamos aliadas de una vez por todas. Que gobiernen juntos.

- Una propuesta muy sensata - Dice Viserys muy contento mirando hacia Alicent, pero esta niega con una sonrisa siniestra. Así que Rhaenyra propone otra cosa.

- Y quiero añadir, que, si Syrax vuelve a poner otra nidada, vuestro hijo Aemond podrá elegir el que desee, como símbolo de buena fe.

- Rhaenyra... - Alicent le indica que sus pechos están perdiendo leche. Y la princesa avergonzada se sienta y se tapa los pechos con el pelo.

- Por los Siete Infiernos...

- Querida, un huevo de dragón es un gran regalo - Interviene Viserys.

- El rey y yo agradecemos tu oferta. La sopesaremos debidamente. Ahora debes descansar, esposo. - Da Alicent por concluida la reunión.

AL DÍA SIGUIENTE.

Corría y corría mientras escuchaba los pasos de Aemond detrás de mí. Estábamos jugando al escondite en el jardín. El sol golpeaba mi cabello mientras corría, no quería entrar al castillo, no todavía.

- ¡Voy a atraparte! - Gritaba Aemond mientras los dos reíamos libremente, hasta que de pronto vi a Sir Harwin a lo lejos, frené en seco y Aemond me sujetó del vestido antes de que me cayera al suelo. Mira confundido a todos los lados y al ver que ya no hay nadie me sonríe -. Te atrapé, fue justo.

Le asiento y le tomo de la mano para correr juntos hasta uno de los árboles. Apoyo la espalda en uno mientras Aemond hace lo mismo al lado mío.

- Bien ¿y mi premio? ¿cuál es?

- No sé, ¿qué quieres de premio? - Pregunto sonriente.

Aemond finge que lo piensa y luego me mira con una sonrisa pícara.

- Un beso tuyo - Le sonrío y asiento. Estaba a punto de dárselo en la mejilla cuando me para -. Pero, en los labios. Dame un pico.

Me quedé quieta mientras me sonrojaba, me sorprendía, pero a la vez me daba curiosidad. Aemond sonrió al verme sorprendida y decidió dar él el paso. Apartó un mechón rebelde de mi rostro y puso una mano sobre mi mejilla. Ambos nos mirábamos, pasando la vista de los ojos a los labios. Era mi primer beso, y quería que fuera con él. Estaba muy nerviosa, pero decidí lanzarme y le di un pico rápido.

- Hecho - dije apartándome rápido muerta de la vergüenza y apartando la vista.

- Espero recibir más de esos - Dice divertido y yo decido darle un pequeño golpe en el brazo.

- Idiota - Digo y ambos reímos -. Será mejor que volvamos...

Aemond asiente y empezamos a caminar juntos hacia el interior, sin dejar de pensar en lo que acababa de pasar y con un silencio algo incómodo que Aemond decidió romper.

- Hablé con mi padre - Al decir eso no pude evitar dirigir toda mi atención a él y nos paramos. Le veía nervioso y no entendía por qué -. Tu madre me ha hecho una oferta. Bueno, a mí y a mis padres. Me ofreció tu mano en compromiso.

- ¿¡Qué!? - Pregunto sorprendida, quería a Aemond sí. Pero quería ir poco a poco, a mi ritmo, según surgiesen las cosas. No que me comprometieran ya con él. Aemond perdió toda su emoción y me miró raro.

- ¿No te apetece?

- No, ósea sí, pero no así...

- Pero serías mi esposa.

- También lo sería si me dejaran decidir a mí. Mi madre no es nadie para decidir con quién o no casarme - Según dije esto Aemond bajo la mirada triste -. No es por ti, de verdad. Te quiero, pero...

- Tranquila, no tienes que darme explicaciones. De todas formas, mi madre no aceptará el compromiso - Dijo esto último de manera fría y empezó a caminar rápido.

- ¡Aemond espera! - Grité y fui corriendo hasta él.

- Dejame en paz - Cuando lo alcancé le agarré del brazo para frenarlo y que me mirase.

- Escucha, después haz lo que quieras. Pero escúchame. Eres mi mejor amigo, mi confidente... El amor de mi vida... - En cuanto dije esto se le iluminaron los ojos -. Pero no sé lo que voy a hacer con mi vida, espérame unos años. Hasta los 16... Y si sigo pensando lo mismo, que seguro que si... Proponme matrimonio. Pero déjame ser mayor.

- Son solo 7 años... Tengo 7 años para convencerte de que no vas a encontrar a nadie mejor que yo.

- Vaya ego... - Sonreímos y nos cogimos de la mano para seguir nuestro camino.

 - Sonreímos y nos cogimos de la mano para seguir nuestro camino

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Until the End | Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora