Capítulo 9

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Año 129 d.C. 18 años.

- ¿Cuánto queda? – Pregunta un exhausto Luke.

Hace un par de días nos había llegado una carta. Vaemond Velaryon, nuestro tío abuelo, cuestionaba la legitimidad de Jace, y por tanto la mía y mi reclamo al trono. No obstante, a Vaemond Velaryon solo le importa Marcaderiva y el linaje Velaryon, no nuestras políticas. Es obvio que Otto Hightower le había convencido para unirse a su causa. Esto sumado a los rumores de que madre había matado a Laenor y la enfermedad de nuestro abuelo nos había obligado a poner rumbo a Desembarco del Rey. Hacía 10 años que no pisaba esa ciudad, el lugar en el que me había criado en mi niñez. Hasta que todo se complicó.

- No mucho, en 10 minutos llegamos – Le contesté.

- ¿Cómo creéis que nos recibirán? – Preguntó esta vez Jace.

- Buena pregunta... - Desde la última vez que vi a Aemond, hace 3 años, no había vuelto a recibir noticia suya.

Normal por otra parte. Alguien se estaba quedando sus cartas, pero no sabíamos quién. Aunque sabía que él y yo estábamos en buenos términos, me ponía nerviosa el volver a verle. Me había pasado toda la noche sin dormir y llevaba todo el día mordiéndome las uñas, ¿cómo reaccionará al verme? Nuestro último encuentro furtivo había sido... Intenso. Y a quién voy a mentir, tenía ganas de que se volviera a repetir, de llegar más lejos. Pero no se lo iba a poner tan fácil.

- ¡Selaena! – El grito de Jace me sacó de mis pensamientos. El carruaje estaba parado -. Estuvimos llamándote un rato. ¿En qué pensabas? – Me miraban intrigados.

- Yo... - Me asomé y vi a Rhaenyra con Daemon ya abajo -. Vamos, hay que salir.

Rápidamente bajé junto a Jace, Luke y Joffrey. Estaba todo vacío, solo había gente trabajando. Eso nos extrañó a todos, ¿en tan mala estima que nos tenían que ni merecíamos su saludo? En ese momento salió un hombre que no conocía y le hizo una reverencia a madre.

- Bienvenida, princesa.

- Lord Caswell -. Nos saludó y nos llevó al interior del castillo.

- Diría que me complace volver, pero está irreconocible – Dice madre observando el vestíbulo. La atmosfera era amarga y fría. Aquel ya no era nuestro hogar -. No os preocupéis, volveremos lo antes posible.

Desde aquella pelea que nos hizo alejarnos de allí, madre se había vuelto demasiado protectora con nosotros. El castillo era grande, apenas recordaba cómo llegar a los sitios. Necesitaba reencontrarme con dos personas. La pregunta es, ¿con quién me cruzaría primero? Pero antes de ir en su busca, necesitaba ver al abuelo. Desconocía como había evolucionado su enfermedad en los últimos años. Era el que más me preocupaba.

Al entrar a la habitación de mi abuelo me sentí muy mal por él. Estaba todo descuidado y hecho un asco. Esta no era la habitación en la que pasaba horas con el abuelo mientras me enseñaba a leer.

- ¿Padre? - Mis hermanos y yo avanzamos hasta su cama. Viserys estaba en un estado deplorable, me arrepentí al instante de no haber ido primero. Tenía media cara vendada y se notaba que le costaba respirar.

- ¿Quién está ahí?

- Padre. Somos nosotros, mi rey – Respondió madre agarrándole de la mano -. Rhaenyra. He venido también con Daemon y tus nietos.

- Daemon... Daemon – Gemía llamando a mi tío -. Incorpórame, y traéme a los muchachos – Pidió a madre, tras ayudarle nos hizo un gesto para que nos acercásemos.

- Ha pasado tanto tiempo...

- Han herido a la Serpiente Marina en los Peldaños de Piedra - ¿En serio Daemon? Tu hermano se está muriendo y tú solo le hablas de una absurda guerra. Lógicamente recibió una mala mirada de parte de todos.

Until the End | Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora