Capítulo 25

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Año 130 d.C. 19 años.

Diciembre. Se esperaba que en este mes naciera mi primogénito, según las matronas sería a mediados, pero no se sabía con certeza.

Habíamos puesto una cuna en nuestro dormitorio, por las noches dormiría con Aemond y conmigo, pero por el día estaría en su propio cuarto.

Decidimos escoger el dormitorio más cálido y luminoso para nuestro hijo, queríamos que estuviese en las mejores condiciones.

Nos habíamos encargado nosotros personalmente en decorar la habitación, la cuna era de madera y el colchón del mejor material del continente, había una cómoda y un baúl con juguetes a juego de la cuna.

También una librería, una chimenea y un par de sillones para nosotros, por último, una alfombra blanca cubría gran parte del suelo.

En cuanto a la guerra, por el momento estábamos en paz. Aegon y sus hijos ya llevaban desaparecidos 3 meses, pero no habían hecho ningún movimiento. Helaena por el contrario cuanto más tiempo pasaba más se preocupaba, y más con el duro invierno que estábamos teniendo.

En Desembarco del Rey la situación no estaba muy bien, mi madre y el consejero de la moneda no paraban de incrementar los impuestos, provocando el descontento entre la población. Por otro lado, Pozo Dragón se había vuelto muy famoso por sus ejecuciones.

Y yo, personalmente, estaba gobernando Rocadragón bastante bien, Aemond me aconsejaba mucho. Trabajábamos juntos e intercambiábamos opiniones, teníamos a la población contenta, hasta Lord Corlys me felicitó por las buenas decisiones que tomaba.

Pero en estos momentos nada de eso me importaba, Aemond y yo estábamos en la habitación del bebé. Nos quedaba por revisar un par de detalles.

- No te olvides de traer el huevo de dragón – Le recuerdo acariciando mi barriga.

- ¿Algo más, mi amor? – Pregunta mirándome con cariño.

Se había encargado de:

1.- Los pañales de tela

2.- Traer mini dagas para enseñar al bebé a usarlas (intente evitarlo, pero fue en vano)

3.- Y hasta había escrito el primer libro con palabras en Alto Valyrio para niños.

Y, aun así, me seguía poniendo buena cara pese a todo lo que le pedía.

- No, gracias – Le sonrío y me besa la cabeza.

- ¿No habías quedado con Helaena y Baela? – Yo asiento.

En los últimos meses Baela se acercaba cada vez más a Aemond. Nosotras no le habíamos dicho nada, pero aun así él la ignoraba o la contestaba mal. Aemond solo era cercano con quién le interesaba serlo, con el resto era educado pero frío.

Por otro lado, nosotras nos habíamos hecho "amigas" de ella. A pesar de la última charla que tuvimos, creía que yo estaba asustada por su amenaza, pero ni mucho menos.

Esa tarde habíamos quedado en nuestro habitual salón, cuando llego Helaena y Baela me estaban ya esperando, me siento en la mesa junto mi tía.

- Perdón por el retraso – Me disculpo con una sonrisa.

- ¿Estabais decorando la habitación? – Me pregunta Helaena emocionada y yo asiento.

- Mañana llega Luke y quiero que esté todo perfecto – Sonrío y tomo de la taza de té que estaba frente a mí.

- ¿Y cuándo podré verlo? – Me suplica Helaena y yo niego.

- Es una sorpresa, el primero será Luke. El resto lo veréis cuando nazca – Helaena se queja y todas reímos.

Until the End | Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora