O32.

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maratón 1/2

Desde el momento en que conoció a Felix, sabía que había algo diferente en él. No estaba seguro del que era, pero algo en ese chico le provocaba una corriente eléctrica alejándolo de toda la realidad y no es algo que Seo sintiera con todas las personas, se daba específicamente solo con el de mejillas pecosas.

En un principio trato de evitarlo, de verdad lo evitó con todas sus fuerzas pero fracasaba en cada intento, era como si Felix tuviese un campo magnético que lo atraía a él, como si fuese un insecto que se quedó enredado en su telaraña. Tenía dos opciones, o seguir luchando por su libertad o dejarse ser devorado.

Termino eligiendo la segunda sin siquiera haberlo pensado, de hecho ni el mismo sabía cuándo hizo tal elección, lo único que su mente podía recordar es que de un momento a otro se había abalanzado sobre los labios del menor atrapandolos. Disfrutando de su sabor.

Pasaron cerca de tres meses para que Seo tuviera la valentía suficiente para pedirle a Felix establecer una relación formal. No quería que el menor pensará que se estaba aprovechando de él, buscando solamente placer en su delicado cuerpo. Quería que se sintiera amado, quería ser él quien le diera ese amor que tanto se merecía el adorable chico.

No importaba cuanto lo pensara estaba seguro de que podría hacerlo feliz, y de hecho estaba satisfecho con su actitud durante la relación. No es como si fuesen una pareja que derramará miel pero encontraban sus momentos de romanticismo de vez en cuando, dependiendo de la situación. Sin embargo, nunca pensó sentirse tan miserable.

«¿Por qué?» los labios de Changbin habían logrado articular esa palabra, ninguna otra había podido salir de su boca, más que el deseo de una explicación del porqué una relación de tres años se estaba tirando a la basura así como si nada.

Miró a Felix, sus ojos vidriosos amenazaban con la pronta salida de lágrimas, pero no quería llorar, al menos no quería mostrarse débil ante toda la gente que se encontraba en el local. El café en sus manos tembló, necesitaba que el menor le dijera que era una mentira, de verdad necesitaba que se tratará de una broma. Sentía como se desgarraba por dentro, como su interior sangraba.

«Lo lamento tanto, hyung» fue la respuesta que recibió. Felix se paró de su asiento sin mirar atrás y salió de aquel lugar dejando al mayor con su corazón hecho añicos. Ahora bajo la lluvia, no le importaba que está lo empapará. Le ayudaba, a ocultar sus lágrimas.

 Le ayudaba, a ocultar sus lágrimas

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── ¿Ositos? ¿Panditas? ¿Gusanitos?

── ¿A quién diablos le gustarían los gusanos, Hyunjin? ── Jisung frunció su ceño, más le valía a Seo apurarse o de lo contrario terminaría hechando al rubio a la calle. Importando le poco de que afuera estuviera lloviendo como si no hubiese un mañana.

── Son bonitos, pero ligosos── hizo un gesto de desagrado.

La puerta se abrió, Minho entró por ella mirando a ambos menores sentados en el sofá, el más alto le sonrió al mayor, este le devolvió la sonrisa haciéndole a la vez un gesto para que lo siguiera hacia su habitación. Emocionado el rubio se paró de un salto, caminando con emoción hacia Lee enredando su brazo con el ajeno.

Jisung no les quito la mirada hasta que ambos se perdieron escaleras arriba, se cruzó de brazos murmurando.

── Claro, déjenme solo mientras se comen ambos arriba── susurró de mala gana.

Chris abrió sus ojos, cegado por la luz de la -ahora- iluminada habitación, movió su cabeza cerrando sus ojos para después volver a abrirlos

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Chris abrió sus ojos, cegado por la luz de la -ahora- iluminada habitación, movió su cabeza cerrando sus ojos para después volver a abrirlos. Repitió este proceso durante unas cuantas veces más hasta que se acostumbro a la luz de la habitación.

Miró a su alrededor divisando a JeongIn dormido sobre la pequeña mesita cerca de la cama, sus brazos apoyados sobre la mesa mientras su rostro descansaba sobre estos. SeeIn dormido sobre el incómodo sofá pero al parecer esto no le afectaba su profundo sueño. La puerta se abrió y Seungmin entró por ella.

──Despertaste── habló con una pequeña sonrisa en su rostro, el rubio sonrió.

Le hacía mucha falta ver esa sonrisa en el rostro de su novio, Seungmin tomó una bocanada de aire, antes de cometer el error del que probablemente se arrepentiría el resto de su vida.

Le hacía mucha falta ver esa sonrisa en el rostro de su novio, Seungmin tomó una bocanada de aire, antes de cometer el error del que probablemente se arrepentiría el resto de su vida

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Minho sonrió con los boletos en sus manos, este fin de semana le declararía su amor a Hyunjin. Nada podría detenerlo.

bad boy ─ minjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora